Se demora haciendo un par de llamadas y todavía tiene que bañarse, pero el teclado no puede esperar y se sienta. Falta el té, será después.
Prende el cuarto cigarrillo y en los segundos en que tarda en cruzarse de piernas, ya está adentro, mirando lo que baila entre sus dedos.
No puede menos que sonreír. Hoy fue un día lleno de sorpresas, lleno de ser como es, lleno de idas y venidas, lleno de ciruelas, lleno de papas fritas, lleno de risas, lleno del más puro cansancio y del más puro placer.
Tendida cuan larga es entre sus almohadones, busca a tientas el cenicero y apaga el cigarrillo.
Es que el día no confluye en su cosmos hasta que se sacude de todo y de todos, hasta que, consciente de haber vivido en cada segundo cada suspiro, abre las manos y suelta, dejando que el sol evapore a cada uno y a cada cosa lejos de su agua y lejos de su rosa.
(Lo que pasó hoy, es imposible de deshacer
Y si fuera posible, ¿para qué?)
Escrito el 18 de Marzo de 2012
1 comentario:
Qué buen post. Me lo imaginé todo. Hasta las ciruelas y el té que vendrá después.
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