17 de abril de 2012

Entre horizontales y verticales

Hace un dibujo en el aire, son dos varas finas y delicadas en cruz, unidas por una burbuja que brilla.
La vara horizontal es lo cotidiano, las horas, la periferia, las rutinas, el día a día, es los otros y lo que pasa afuera. La vertical es la vida, el no-tiempo, es el crecimiento, la madurez, la inteligencia y lo que pasa adentro.
Las varas no pueden existir una sin la otra ni sin la burbuja, las tres forman el “todo” y por eso van juntas.
No le resulta difícil explicarlo, pero parece descocado lo que dice, hay ojos que la miran con extrañeza y no ocultan la opinión que esta mujer les genera. Está loca, no cabe duda. En algún lugar perdió el juicio y no sabe lo que dice. Ahora viene con la historia de dos varas y una burbuja, un cuento chino, un dibujo de Dalí en su hora más desquiciada, un Miguel Ángel pegándole en la rodilla al Moisés recién terminado y diciéndole que se levante y camine, una Annie dándole un mazazo en los tobillos a su escritor favorito para que termine el libro. ¡Loca, loca!
Y sí, está loca pero lo que dibuja en el aire no es más que el dibujo de la vida, la vida de Ella y la del resto, salvo que la mayoría va por la horizontal, con la vertical clavada en la nuca y sin verla nunca y andan como si pasara un fantasma y van corriendo atrás de algo y no saben de qué pero ¡corren!, y sorben el aire de a poquito y entre suspiros, y vuelan bajito y no ven el color del otoño y se pierden para siempre este día, y existen creyendo que van a llegar a algún lugar en algún momento y ahí van a vivir, con todo ya hecho y que van a encontrar la felicidad, como quien entra por una cuchara a un bazar…

¡Ah! Si supiera la gente que habiendo una vertical
no hay un lugar adonde llegar
porque uno ya está…

Escrito el 16 de Abril de 2012