29 de diciembre de 2010

Dis"atracción"

Se cruzan, se ven pero no se miran, y en el aire que queda flotando sobre el asfalto, se pueden leer un millón de fantasías…
Están los dos, uno para el otro, saben sin decirse que hay lazos que no pueden romper, porque es imposible evitar el roce, las caricias, los besos, es tan imposible como verse sin mirarse.
Esperan, siempre esperaron, siempre se evitaron, siempre estuvieron, siempre se cruzaron, siempre supieron, porque no hay un lugar en donde se pierdan, porque no existe ni siquiera una remota posibilidad de desaparecer.
Hay en el vasto cielo que los mira, piel y sangre y un deseo espeso que los empalaga, y hay en la tierra que los sostiene una senda que ellos no quieren caminar.
Se evitan, se piensan, se recorren, se acarician, se besan, se sienten…

se cruzan y se ven todos los días,
pero no se miran…

28 de diciembre de 2010

Sediento deseo

La siente como una sombra, pesada y cansada, pero no es la sombra a la que está acostumbrada, ésta es otra.
La mira y no concibe el andar apesadumbrado y el aire de abatimiento que acompaña a esta insatisfecha silueta que la sorprendió de un instante para el otro, como no entiende tanto desgano, tanto arrastrar los pies y tanta queja.
Es una eterna desventurada que va por la vida aturdida, pidiendo y deseando y nunca agradeciendo.
Ella está irritada porque logra exacerbar su sosiego, y le cuestiona su tedio a los gritos y tan llena de fastidio que ya siente los puños en el aire apuntando directo a esa cara de logrado fracaso.
Logra detener la bofetada al tiempo que la otra se levanta para irse, pero no sin antes decirle que a pesar de que la culpa no existe, la responsabilidad de su existencia es sólo y gracias a sus deseos…
Ella abre las manos en un mudo gesto de pregunta que muere en la punta de sus dedos mientras la otra se aleja para desaparecer y fundirse en la arena.

…no hay posibilidad de que la vida se ajuste a su sueño, como no hay posibilidad de tapar el sol con un dedo…

Ella y la Frustración

20 de diciembre de 2010

Descarado

Es un gigante y está siempre al lado de Ella mirándola con aires de grandeza, sintiéndose superior, sonriendo con sorna cual bellaco arriba de un caballo.
Ella lo escudriña inmutable, impávida ante tamaña demostración de arrogancia y poder, y mientras se estudian con detenimiento y el ceño fruncido, miden fuerzas, destreza y habilidades.
Él quiere pero Ella decide ignorarlo olímpicamente, cierra los ojos, apoya los codos en el escalón y no lo deja entrar.
Su cara se transforma ante soberano desprecio haciéndolo más alto y más grande de lo que él cree que es, entonces, con los brazos en jarra la increpa tratando de censurar su ausencia, intentando violar su esencia, dándole golpes a su inmutable silencio y errando cada estocada con tal éxito que lo único que le queda es batirse en franca retirada.
Aún con los ojos cerrados y los codos apoyados en el escalón, Ella siente que él se va.

Sonríe… el viento le está haciendo cosquillas hace rato y no puede aguantar…

Ella y el Ego

14 de diciembre de 2010

Semillas

No tiene sueños, no ansía llegar a ningún lado, lo que hoy tiene es suficiente, lo que hay es quien es y en donde está.
Se para y mira alrededor, se para en donde empieza la escalera, esa escalera que la vio casi rendirse ante los fantasmas, esa escalera que recibió sedienta sus lágrimas, esa escalera que tiene los cinco escalones de madera gastada siempre tibia y suave que más de una vez la vieron salir corriendo descalza y con el alma enceguecida.
El viento le saca el pelo de la cara y mientras le desnuda un hombro Ella recorre el camino hacia sus semillas, las mira, las acaricia, las alimenta, vuelve, se sienta y las olvida, le deja a la vida la tarea de hacerlas crecer o morir.
Ella ni se inmuta, no tiene nada que hacer y si lo hace sabe que malogra sin remedio la naturaleza de las cosas.
Si mira para atrás ve que algunas de las semillas que crecieron fueron en su comienzo las más amargas y también las que dieron los frutos más dulces… y las que más lucharon, las que más lucharon fueron todas aquellas que murieron…
Sus semillas tienen como única guía a la vida y cuando las observa sólo ve pura magia y energía.
Cada tanto vuelve a verlas pero siempre las deja, no las abandona, sólo las deja y se olvida…

Porque en la vida todo es arte y maravilla
Y todo empieza a partir de una simple semilla

10 de diciembre de 2010

Son dos

Uno en cada hombro con distintas voces y distintos tonos, pero con las mismas urgencias, hablándole al mismo tiempo que discuten entre ellos.
Dos serios payasos que no paran de moverse y de hacer ademanes con las manos y mil gestos con las caras.
Saltan y gritan y la cansan hasta llevarla a un punto de hastío que la hace sentar en el último escalón de madera gastada y poner la cabeza entre las manos, tratando de taparse los oídos para no escucharlos, mientras ellos le enmarañan sin remedio el pelo con los pies.
No los aguanta, sus voces alborotan sus sueños y aturden su calma sin remordimiento haciendo de su día un eterno martirio sin su consentimiento.
Y mientras ellos siguen su eterna disputa, Ella se levanta, los deja y se va.

Ahí están, son dos corsarios peleando en su cielo
haciendo ademanes y enmarañando su pelo…

Ella, el Bien y el Mal

6 de diciembre de 2010

Compañía

Van las dos con los pies desnudos, caminando por debajo de los árboles. Ella, con los brazos cruzados sobre el pecho pero más sobre la boca del estómago porque le duele, le quema y le late como si se hubiera tragado el corazón, la otra va tranquila, como “es” siempre.
Sabe bien que en este momento la necesita más que el aire que respira, más que a ese sol que la entibia, más que a nada en el mundo…
Le dice que acá está, que se quede tranquila, que suelte los brazos, que no se tragó el corazón, pero no puede, y sigue apretando mientras se le escapan las lágrimas desdibujándole la cara.
Camina doblada mojando huella tras huella, hundiéndose en la tierra, ahogándose de pena…
Pero al fin logra convencerla y Ella afloja los brazos, entre llantos y con miedo, porque le arde y siente que lo que sea, todavía lo tiene ahí, agazapado, esperando.
Se endereza, y mientras con los ojos le cuenta, con las manos va gesticulando callados secretos, porque entre ellas no median las palabras y sí un sonoro y entendido silencio.

… cae la noche y el viento se detiene…

(Pero sólo para escuchar la silenciosa charla que ellas mantienen…)

Ella y la Paciencia

2 de diciembre de 2010

Cerca

Sale, cerca, a tomar un café, anteojos, aún cuando afuera esté lloviendo.
La siguen con la vista por la calle y también cuando entra al salón en penumbras de color vino y maderas oscuras. Se sienta, pide el café fuerte y negro y mientras sus ojos sonríen con osado descaro, la energía que irradia va perfumando el ambiente de desconcierto y aturdiendo sin miramientos un millón de pensamientos ajenos.
Hoy no lleva mochila, se siente libre y vacía, como si fuera más del mismo aire que respira.
Hace unos días, y entre las llamas de un fuego abrasador, pudo ver cómo se producía la alquimia que limpió su alma de sombras y fastidio, porque se había cansado de correr para soltarse, de cortar sogas, de derribar puentes y de enfrentarse a mil de sus demonios.
Pero como siempre pasó en su vida, después de una gran tormenta en donde no quedó nada, hoy puede mirar alrededor sin miedo y ver que todo está otra vez limpio y despejado.
Ya no duda de que a la única que tiene es a ella misma y de que los fantasmas que a veces la visitan vienen para mostrarle algo que dejó cuidadosamente olvidado y guardado en el fondo de su alma…

Está feliz sola y no está corriendo…
Está en el silencio de su mundo, sonriendo…

25 de noviembre de 2010

Silencios y miradas

Le hacen mal los silencios, las preguntas sin respuestas y las miradas de dolor que no tienen explicación.
Hace tiempo Ella creyó que era un dulce pasado nunca olvidado, pero surgió como un presente que la golpeó de lleno en la cara y no la deja respirar.
Sus palabras encuentran sólo un vacío sin letras que no logra entender, un vacío que le duele como nunca imaginó, un vacío que no entiende, un vacío raro y desconocido, un vacío inundado de miradas escondidas atrás de anteojos negros para que los ojos no puedan contar lo que los labios se niegan a gritar.
Intenta adivinar, pero sabe que la vida no es una adivinanza cierta. Trata de entender mientras se derrumba en la tierra dulce y suave que abraza sus lágrimas y su cansancio.
Sabe que las cosas nunca se terminan, sabe que el olvido es el compañero inseparable del recuerdo y que el dolor no se borra con el perdón.

Hoy se quedó sin armas y sin palabras…
Hoy está llena de silencios y de miradas…
Hoy, el pasado se hizo presente y le jugó una mala pasada…

19 de octubre de 2010

Miradas

Se despierta confundida, siente que la observan. Mira alrededor, no hay nadie, no ve nada, sólo hay sol y una brisa suave perfumada de peligro y melancolía.
Dos ojos se le clavan en la nuca, son un puñal que la traspasa, por instinto se toca y después se mira la mano, nada, pero está inquieta.
Levanta la vista, otros dos ojos la miran fijamente desde la distancia, perforando sus pupilas. Se asusta, trata de levantarse pero no puede, es como si la hubieran clavado al piso, está presa, como si dos pesadas anclas estuvieran atadas a su cuello.
No entiende de dónde aparecieron ni cómo la encontraron, creyó haberlos dejado atrás hace mucho tiempo, pero hoy están acá, siendo un estorbo y una incongruencia sin palabras que la desorienta y la confunde.
No sabe qué hacer, no tiene escapatoria, el peso no le permite ni el más mínimo movimiento, y cada vez, las miradas se le clavan más hondo.
Le dicen que lo olvide, pero ella se niega a los gritos, porque si hay algo que decidió hace mucho tiempo, cuando los dejó, es que nunca lo iba a dejar a él.
Y en el momento en que lo nombra lo ve.

Juntos se alejan, entre ellos no hacen falta ni miradas…
Caminan, mientras vuela la tierra seca con cada pisada…

Ella, el Pasado y el Futuro. Y finalmente la salva el Presente

18 de octubre de 2010

Ellos

A Ella ya se acostumbró, sabe que va y viene y que así como aparece, de pronto se esfuma.
Está descalza, sintiendo que la vida le pesa en los hombros desnudos y que el mundo no cabe en sus brazos.
Se recuesta en la baranda de la escalera y espera que Ellos se vayan, porque los siente como hormigas bajo su piel, porque no puede sacudírselos de encima, porque hace rato que la están molestando y ya no los soporta más.
Hoy, ese acto reflejo que siempre tiene, también está apoyado en la madera gastada, extenuado.
Cierra los ojos, los escucha murmurar y correr de acá para allá. Son persistentes y obstinados, son la causa del tormento que la tiene empalagada hasta el hartazgo.
Trata de ignorarlos, pero no tiene más fuerzas, no las encuentra, no sabe adónde buscarlas, no sabe cuándo las perdió…
Un nudo en la garganta la sorprende, trata de tragárselo, están ganando terreno pero no va a permitirlo!
Respira, trata de sofocarlos, son demasiados y la lucha es despareja, pero no va a rendirse, sabe que si los deja sin alimento, se mueren.
Entonces, con las últimas fuerzas que le quedan se zambulle hacia lo profundo, hacia ese cálido mar de silencio que tanto ama y que hoy se abre para cobijarla…

…ahora ya no hay cuchicheos por lo bajo ni piececitos en el tejado…
…ahora ya está descansando acurrucada en sus brazos…

Ella y los Pensamientos

12 de octubre de 2010

Ella y Ella

Se sacó la ropa y los zapatos pero a Ella no puede sacársela de encima, por más que corra no logra perderla de vista y eso le molesta.
La enfrenta, está cansada, pero Ella se le ríe abiertamente en la cara, confundiéndola. No sabe qué hacer, ya se sacó todo, se sentó y esperó, caminó sin parar cruzando esquina tras esquina, corrió hasta que no le dieron más las fuerzas, pero Ella la alcanza siempre, sin perder la compostura la persigue y cada vez que se detiene y voltea, la siente como un capricho que la hostiga, la acosa y la arrincona.
Ya está harta, la increpa a viva voz pero es como toparse con una montaña, no hay respuesta, sólo una sardónica y muda sonrisa llena de ironía y de burla.
Decide ignorarla, pero es como ignorarse a sí misma, no lo logra, ni va a lograrlo en mil años por más empeño que le ponga, y lo saben, Ella y Ella.
Se rinde, se sienta en el escalón de madera tibia y suave, siente el sol en la cara y la brisa que le murmura al oído que ya se fue, entonces se relaja, sonríe y se entrega, parece que esta vez ganó la partida…

…pero cuando despierta la encuentra otra vez ahí, sentada al lado de ella, disfrutando el atardecer, y tan risueña que ya, raya el descaro…

Ella y su Sombra

3 de octubre de 2010

Respirando infierno

Está enojada, la abraza el fuego de una furia que surge con tal vehemencia que la descoloca y la hace tirar los anteojos negros, esos anteojos que nunca se saca. Pero está a salvo, no hay nadie que pueda ver lo que está sintiendo, sino los anteojos seguirían firmes sobre el puente de su hermosa nariz ocultando el reflejo de su alma.
Se saca los zapatos con los pies porque con las manos está arrancándose la ropa, y si pudiera también se sacaría la piel, porque le arde tanta bronca, como le arde el rush rojo de los labios que lo único que pueden escupir son pedazos de silencios y muecas de fastidio.
Se sienta en el primer escalón de madera ajada y descolorida que parece un espejo de su día, y apoya los pies desnudos en la tierra seca, que hoy, hierve como su sangre.
No puede, no quiere, no sirve pensar, como no sirve nunca el pensamiento cuando lo que siente es un mundo que invade el universo entero.
Apoya la cabeza en los brazos rayados de rush rojo y respira, no se le cae una sola lágrima porque no hay tristeza, hoy la inunda, la envuelve y la enlaza una brillante y terriblemente viva y furibunda ira.
Se deja llevar, moviéndose con la gracia que confiere el sentir algo verdaderamente y sin interferencia.
Están juntos, como dos amantes que conspiran pasión y susurran silencios, respirando sin prisas el calor del mismo infierno.

…Y mientras el sol cae se abrazan sin estorbos, en un amor profundo, prohibido y misterioso…

Ella y la Ira

27 de septiembre de 2010

Locura sin planes

Esta vez dejó los tacos y se puso zapatillas, bajó los escalones y se fue a correr. El pelo sigue suelto pero hoy, el viento es una caricia que la peina.
Paró de llover y sin que se dé cuenta la oscuridad de la noche se fue fundiendo en la claridad del día, porque los anteojos los tiene puestos siempre, para ver sin que la vean y para que nadie adivine que está soñando.
No tiene planes, ni aquella noche de labios rojos y sonora carcajada a la vida, ni aquel día de la eterna espera sin noticias, ni hoy, pero cuenta con la maravillosa magia de una locura que hace desaparecer al mundo y a la vez detenerlo en confusa sorpresa.
Hoy no hay calle tras calle a ciegas, y sí esa liviandad maravillosa que se siente al no pertenecer estando.
Confía y sonríe, teje y desteje, corre sabiendo que la vida y la muerte son compañeras de ruta inseparables y que las ausencias y las presencias pueden convertirse una en la otra en un segundo.

Hoy salió a correr sin tacos y sin planes, y mientras su reloj sigue sin agujas, ella sólo está segura de la duda y de su eterna locura…

13 de septiembre de 2010

Sin noticias

Espera, como siempre, de pie en los escalones. Las noticias no llegan, como no llega nada cuando uno lo espera.
Tiene en la cara dibujada esa sonrisa que tienen los tiempos sin agobios y que nacen con el florecer de la paciencia eterna.
Sabe que no hay apuro, tiene que llegar en algún momento y para ese entonces no va a existir un sólo rastro de arrugas en los ojos ni de pinceladas blancas en el pelo.
Cuando espera siente que no pasan los minutos, vive el mismo instante cada segundo, sin dudas, sin urgencias...
Sabe que va a llegar, porque mientras el sol le entibia la esperanza, siguen sin caminar las agujas del reloj…
Está en algún lado, viniendo despacio, vio su reflejo en la luna, su sombra en el lago, sus sueños escritos en la arena.
No tiene noticias pero el paso del viento le susurra furtivas pisadas en la escarcha mientras la espera de hoy transcurre en el dulce y silencioso sopor de nardos y azucenas y en la mágica música que toca el bosque en detenido movimiento.

Y de pie en esos escalones espera…

…como espera la partitura el dibujo de las corcheas y la noche que aparezcan las estrellas…

3 de julio de 2010

Taco aguja y anteojos negros

Camina, sólo camina. No piensa. Con las manos en los bolsillos. Sin cartera. Sin teléfono. Sin documentos. Sin tiempo.
El viento le enmaraña el pelo en la cara pero no lo siente. Es media tarde y no hay nadie, sólo se oye el ruido de los tacos en la vereda húmeda como un acorde acompasado y monótono.
Hace frío, por eso no hay nadie. Camina sin rumbo cruzando calle tras calle mientras los tacos escriben en el aire una viciada melodía que sin compasión se lleva el viento.
Empieza a llover. Se pone el sombrero de la campera. Oscurece, pero sigue con los anteojos puestos.
No llora, se cansó de llorar. Ahora es al cielo al que se le caen las lágrimas con sólo verla, con sólo escuchar el acorde acompasado y monótono de los tacos en las baldosas rotas.
No piensa, también se cansó de pensar y de darle vueltas a las palabras y encontrarle cada vez un significado distinto a las cosas.
Y mientras camina en esa húmeda oscuridad de veredas rojas y árboles mecidos por el viento, va asomando desde el pasado una tímida sonrisa hasta que se le escapa una carcajada enorme de labios rojos y música de estruendo.
Allá va… calle tras calle… manos en los bolsillos… labios rojos… taco aguja y anteojos negros…