31 de marzo de 2011

En la pausa

Sigue en este “no hacer” fluyendo, respirando, siendo...
Flota, y el río la lleva, risueño, mientras Ella va absorbida, adentro, con el pelo largo nadando lejos de su cara y los ojos cerrados…
El sol le ilumina los labios y la hace sonreír, tierno, dulce, cálido…
El agua está tibia y un millón de gotas la sostienen como si fueran dedos llevándola por su diáfano cauce, delicados…
No hay obstáculos, es como si todo fuera río sin orilla y estuviera sostenido por el mudo aliento de la vida…
Está entregada, y transportada por suspiros a lo largo del río Ella se deja llevar, extasiada… mientras los rayos del sol que tocan el agua iluminan su piel vistiéndola de diamantes hasta los pies…

Está en una pausa (como si fuera agua)
Camino a casa…

27 de marzo de 2011

Desatino

Sale, es de noche y hace frío, por eso está envuelta en su largo, pesado y cálido abrigo, taco aguja y la cartera, infaltable, con más de lo necesario… pero tiene que tener algo en las manos.
A veces necesita sumergirse en el afuera y hoy la ocasión es perfecta.
Llega, amigas la esperan. No es el lugar que acostumbra, ni la hora, pero decidió ir para ver…
Se sienta y el espacio que ocupan se llena de risas que se convierten en carcajadas por las ocurrencias y por los temas que van saltando sin ton ni son de uno a otro sin ninguna correlación.
Son todas mujeres y si alguien las escuchara, entendería las palabras pero le sería imposible hilar con coherencia, porque sólo ellas entienden los porqués los cuándo y los cómo…
Se siente sapo de otro pozo, éste no es su espacio; sus años y la música que empieza a hacer estragos en sus oídos y en su garganta se lo dejan más que claro.
Pide un café, lo único que la conecta con algo que quiere y conoce. Pero no hay caso. Nada encaja…
Siente que está sin querer estar en ese lugar, y sí con sus mujeres queridas, pero no ahí, porque entre el bullicio se pierden palabras y las luces cada vez más bajas no permiten ni ver lo que las demás están mostrando.
Mira alrededor, no hay nada consecuente, no hay ilación en lo que ve y con la cabeza de lado hace el vano intento de entender…
Si se pregunta no hay respuesta entonces sólo observa y de reojo se mira.
No, definitivamente éste no es su lugar, ni su tiempo, ni su camino. La edad le muestra que hay cosas que ya no tiene ganas de hacer, pero no porque no pueda, sino porque ya las hizo.

Sabe que hay un tiempo para todo en la vida
sabe que repetir el pasado es menos que atinado
porque cuando en un lugar,
lo que hay es como mirar para atrás,
ya no hay más de qué hablar…

25 de marzo de 2011

Parar para seguir

Está en la sala, con la espalda y la nuca apoyadas en la pared, sentada sobre sus almohadones rojos y naranjas con el pelo suelto y los brazos relajados, como ella, en sus piernas.
La envuelve el plácido silencio de las maderas oscuras, el olor limpio del mar recién amanecido y el cálido sopor de los últimos rayos de sol de un día ya vivido.
Mira y ve que afuera está todo quieto, como si el tiempo se hubiera detenido en algún minuto distraído; siente que ella también está quieta y se observa: nada se mueve y sin embargo todo sigue fluyendo, todo sigue respirando, todo sigue siendo…
La embarga la quietud de la ausencia de palabras del silencio más dulce, la acuna la soledad más tierna y el aroma de su tierra de aguas claras y arenas mecidas por el viento…
Siente que ya nada es lo mismo y no le extraña que todo esté cambiado, sabe que para moverse necesita fuerza y que en este “no hacer” está la respuesta.

Y mientras los últimos rayos de sol entran por la ventana,
Ella se relaja, cierra los ojos
y hace una pausa…

21 de marzo de 2011

Encuentros

Es fuerte el viento hoy y por eso su brisa está escondida igual que su sonrisa; el sol que le entibia la piel está distraído, mirando para otro lado, abstraído, ensimismado, casi desconsiderado.
Siente el cansancio en las piernas y en el alma mientras levanta las manos y sus ojos las miran sin ver, agotados.
No tiene ganas de caminar ni de luchar, no tiene ganas de correr ni de esconderse; sólo quiere diluirse y desaparecer…
Sigue mirándose los dedos, en las manos está la respuesta pero no la encuentra y baja los brazos en señal de franca protesta. Ya no da más, pero no tiene miedo, ni está asustada, sólo está buscando lo que la vida le tiene reservado.
Se sienta en la arena, agacha la cabeza y llora, quiere retirarse pero algo la sujeta a esta tierra y con ternura la hace cómplice de su aventura.
Ya no tiene fuerzas para viajar a su centro y sumergirse en su silencio, porque ha viajado de desencuentro en desencuentro y siente el cansancio en los dedos, porque lo que busca no lo busca ni espera encontrarlo, porque lo que siente no lo oculta ni quiere olvidarlo, porque lo que sabe no le sirve si ya es pasado, porque lo que mira cuando lo ve ya está cambiado…

y si los desencuentros son los encuentros?
entonces tal vez, sólo tal vez, la respuesta no esté en sus dedos...

16 de marzo de 2011

Alguien... nadie...

Sola y acompañada, con los pies en la tierra suave y los anteojos puestos.
Hoy tiene una compañía que conoce y desconoce, una compañía que está siempre sin estar, una compañía vacía y silenciosa, una compañía que le sonríe y le dice, una compañía que le tiende la mano y la lleva a caminar y aunque no hay nadie con Ella, en el paseo son dos, y no se miran, y no se tocan, y no hablan, y mientras una sonríe, la otra sólo se deja llevar.
Ella sabe que es un trecho largo éste que le toca ahora andar y no lo conoce y le provoca escozor en el alma y la moviliza y lo entiende sin entenderlo.
Ya pasó por este prado muchas veces, pero nunca lo recorrió, lo miraba sin verlo sintiéndolo parte de su vida, pero hoy tuvo que entrar y sabe que el camino es largo.
No tiene miedo pero sí siente cierto desconcierto, porque está en la oscuridad del desierto aún con pleno sol en el cielo…

Una sonríe
la otra se deja llevar…
van de la mano
Ella y la soledad…

14 de marzo de 2011

Desconcierto

Se encuentran así, sin previo aviso, aparece de la nada y la sorprende como una bofetada de lleno en la cara.
Se siente algo aturdida pero sigue el juego porque cree entenderlo, pero con el correr de las horas se da cuenta de que no está jugando, esto es en serio y de la sorpresa pasa a sentirse abiertamente insultada.
La confunde lo que está pasando… ¡tiene que ser un malentendido! porque no hay razones que justifiquen esta bestial insidia, no hay un atisbo de delicadeza en las palabras que está escuchando, no hay una sola explicación para tanta y tan deshonrosa franqueza, no hay siquiera un motivo que alimente tamaña propuesta…

No, esto no es un juego
esto es lisa y llanamente
el más puro atrevimiento

11 de marzo de 2011

No habrá palabras

Parada en el centro de la sala siente que ya está todo dicho. Baja los brazos, se relaja, levanta la vista y sale.
Pisa la madera que antecede a los escalones blancos, gastados y tibios, está descalza, se sienta mientras la brisa suave y cómplice le saca el pelo de la cara, codos en las rodillas, manos en las quijadas.
No tiene puestos los anteojos, no hay nadie, está sola, en paz.
Y sentada junto al silencioso reflejo de su alma, se entrega, y se deja llevar por la mágica sensación de estar en su lugar.
Ella sabe, como nadie, que en su espacio sólo tienen cabida la risa y el misterio, y por eso, cuando todo se vuelve serio, su única respuesta es volver en silencio a su cielo…

Entonces se levanta, sonríe y se va

La espera (algo que no era)

Y sigue esperando, mientras la espera le muestra lo que la prisa no alcanza siquiera a vislumbrar. Sigue esperando, y con los ojos abiertos ahora ve con más detenimiento lo que pasó de largo en el apuro. No es malo, no es bueno, no es feo, no es lindo, simplemente es… y lo que “es” no se puede pintar de otro color y no se puede no ver, está ahí, no lo puede saltar, no lo puede borrar y no lo puede evitar, lo tiene que caminar aunque le duela, aunque haga silencio, aunque le arda el alma, aunque sin razón tenga el corazón en la boca, aunque se ausente su presencia, aunque sepa lo que no dice, aunque no haga lo que se anima, aunque no grite que la lastima.
Está tiesa, agarrotada, cansada, hastiada y dolida.
Se siente estafada, censurada, acusada, juzgada y castigada…
Y mientras las horas que pasan lentas pisotean y aplastan a la semilla recién brotada y la condenan a muerte, empieza a crecer el silencio más helado…

No, ésta no es “la espera”,
ésta es la muerte lenta
de algo que no era…

Escrito el 8 de marzo de 2011

Ira

Patea la tierra y una nube de polvo esconde sus pies. Mira para arriba blandiendo los brazos, vomitando la más pura ira y haciendo que los vientos se detengan.
La vida se hace de presencias, de risas y enojos, de felicidad y tristeza, de amor y de odio; y la muerte es ausencia, pasado y recuerdos y hoy Ella no quiere muerte.
La furia que siente le pone alas a sus pies y le da una fuerza para seguir que la hace sentirse libre y despiadada porque nada le importa, porque puede contra todos y contra todo, porque sabe que está sola en el camino, porque lo que toca se transforma.
Todo está detenido respirando el fuego de su furia, todos los ojos están mirando lo que siente y deseando no ser el blanco de su fuerza.
Arremete sin piedad porque no hay contención posible, porque no existe el límite, porque contra la pureza de la ira no hay defensa, porque lo que siente no lo negocia.

Desaparece el entorno, sólo están Ella y el blanco de su enojo, midiendo fuerzas, apretando los puños, tomando distancia, cargando las armas, mirándose a los ojos…

Escrito el 18 de febrero de 2011

2 de marzo de 2011

Solo Ella sabe

Está sentada, en los escalones suaves y cálidos, sin apuros, sin juicios, sin tiempos, sin agobios, sin peso y acariciada por la brisa que siempre le saca el pelo de cara.
Ya se fueron los diablos y los dioses, los fantasmas y las dudas, el pasado y el futuro, los miedos y su sombra.
Hoy no están y puede ver y sentir el flujo de la vida con la que camina…
Y mientras se hace música el silencio llenando de corcheas la partitura vacía y se hacen intensos los misterios, la lluvia apaga los infiernos, limpiando de tropiezos el sendero.

Entonces vuelve a su tímido cielo,
solo Ella sabe de esperas, de relojes sin agujas y de segundos sin tiempo,
solo Ella sabe que no tienen sentido los sueños ni asidero los anhelos,
como solo Ella sabe que la impaciencia es puro desespero …