8 de abril de 2012

Alborotada

Hace una semana que algo la alborota, son como burbujas en el aire que la embotan, piedritas en la bota, gustos varios en la boca.
Algo está llegando, puede palparlo, no sabe lo que es porque hay una distancia que lo borra, y la alerta de amarillo, ya pasó a roja.
Escucha ruidos, algo está pasando y no puede ni soñarlo. Alrededor nada es lo mismo y por eso está en observancia, en cero tolerancia, en estado alfa, frenada, esperando.
Mira a los cuatro costados, es constante la agudeza y no hay detalle que se pierda. La montaña está cerca y Ella: quieta. Ahora no es momento de escalar, ya tiene los dedos en carne viva de tanto trepar y decidió descansar.
Está más sola que nunca en su vida, con la cuerda del paracaídas entre los dedos y lista, para que la correntada no la agarre desprevenida.
Está consciente, tan consciente que la asusta el sosiego que siente. Tan abierta y vacía, tan suave y distraída, tan sobre tierra y tan lejos, que no se entiende.
Sentada en la roca, en plena pendiente, con la espalda apoyada en una saliente, espera.

Como espera el cazador a su presa
Como espera Ella, la sorpresa

Escrito el 31 de Marzo de 2012

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Si se espera, no es sorpresa. Hay que estar desprevenido. Es riesgoso, pero más divertido.