19 de mayo de 2014

Te cuento

Esperá un minuto que te cuento que para leerme tenés que olvidarte de que soy yo la que escribo y saber que no sirve de nada intentar imaginarme y menos que menos preguntarte, porque la idea no es interpretarme y como verás no estoy ahí para contestarte.
Por mi parte la pantalla es un espejo por eso juego con los abiertos y sobrevuelo y nunca toco directo, pero nada más que para que en algún punto puedas identificarte y acomodar lo que te pasa a lo que yo cuento en tan pocas palabras.
Insisto en que querer adivinarme es perder el tiempo, en tan poco espacio yo no quepo y es que mi mundo es más grande que eso. Por eso te invito a que me leas de seguido y que no te detengas ni en los puntos suspensivos y hasta podés agregarle lo que te parezca que se me haya ido porque estoy vacía de todo y llena de olvidos y otra cosa más, cuando me veas dale a la lógica un respiro porque te juro por mis hijos que la vida no cabe en un espacio tan chico.

6 de mayo de 2014

Zumbido

Un ronroneo persistente y molestoso zumba entre mi ropa al punto ya de convertirse en acoso. Se me ocurre que fui inocente al creer que restándole importancia lo iba a olvidar, pero obviamente no fue el camino que debí tomar.
No lo sabía, juro que estaba convencida de que si no persistía, esta sutil pero constante molestia al fin moriría. Bueno, no fue así, aunque en algún momento lo creí.
Debo decir que si miro esto con detenimiento no es de mayor importancia pero he de ser sincera y decir que me hace incómodo el andar e incluso se da el gusto de quitarme la sonrisa y aplastarme contra el suelo como si fuera una insignificante hormiga.
Dos intentos han ido a dar a la basura, el primero fue compartido y el segundo sólo mío y ambos resultados llevan el sello de fallido.
Le he dado más vueltas a esto que a la calesita de mi vida y sigue sin aparecer el brazo estirado que hace jueguitos con la sortija.  
La opción de las palabras y luego la de olvidarlas son cartas que ya no forman parte de la jugada y no existe la posibilidad ni remota de la suerte en esta baraja.

(Sigo sin hallar la respuesta,
pero la noche se pinta negra
y eso es signo de que la aurora está cerca.)

3 de mayo de 2014

Tratos y contratos

Y el puente hay que pasarlo aunque no haya nada del otro lado, aunque sorba este aire como si fuera el último y a veces se me atraganten los pedazos.
Relatos, cigarrillo y café alimentan este viaje de a pie.
Escrituré a mi nombre la soledad y el silencio y estampé mi firma en un contrato de fidelidad in aeternum conmigo misma.
Hice un trato de palabra con lo que pasa y cuando nos dimos la mano, dos pares de huellas testificaron que él nada repetirá si yo no lo olvido jamás.
Lo que viene me mira, lo único que puedo decir de él es que en parte lo veo y al resto no lo quiero encontrar.
Entendí que camino sobre una soga que separa dos nadas, que cuelga sobre un vacío infinito que me abraza y que la llegada no está del otro lado, ni tampoco en el próximo paso.
Mi tranquilidad es haber aceptado que la vida no sólo es una sorpresa sino que tuerce en igual medida hacia la felicidad las veces que viene de tristezas.