26 de septiembre de 2011

Al borde

A pesar de estar sentada en su alfombra y con las piernas cruzadas, siente que tiene más de la mitad de los pies en el aire, a metros de altura, en el último piso, ahí, justo ahí, en donde un pequeño soplo bastaría para hacerla caer.
Hace días que tiene un nudo en la garganta, pero llora de a poquito, no se quiere abrir, tiene miedo de ahogarse y tiene que seguir.
Hace magia con la baraja, pero son demasiadas las cartas y está cansada…
Mira alrededor y no hay nadie, no hay nada, está sola, más sola que nunca y más grande.
Sigue sujetando el carro, pero por momentos se hunde, entonces aprieta la madera con fuerza de no sabe dónde y logra sacarlo y otra vez vuelta a tirar.
Ella sabe que hay un lugar en donde descansar, pero no está cerca. Todavía le falta un trecho largo y más ruedas atascadas y más fuerzas sacadas de algún lugar de las entrañas y más lágrimas no derramadas y más sangre en el alma y más piel desgarrada y más espinas clavadas y más gritos sin palabras y más retiros que estocadas y más alguna que otra cachetada.

En verdad falta,
falta un poco todavía,
falta la otra mitad de la vida…

18 de septiembre de 2011

Y aunque siga...

No hay té, no hay pelo suelto ni pies descalzos. Hoy Ella tiene frías las manos y el cigarrillo está apagado.
El teclado hace largos silencios, está todo más que quieto, se desvanecieron los colores y los almohadones, y perdieron definición los espacios.
Sabe que buscar explicaciones es desenterrar un millón de opciones, cuando siente que lo que siente “es” porque las tripas ya se lo contaron.
No es fácil mantener la serenidad cuando lo que le pasa es raro, cuando escabullirse no tiene sentido y huir no está en su vocabulario.

Hoy, más que nunca, tiene que quedarse adentro, en el vacío y en lo que le susurran sus entrañas aunque no pueda detener las lágrimas…

Aunque siga

Y como siempre cuando necesita verse, se sienta con la espalda apoyada en la pared, casi a oscuras, con el pelo suelto, los brazos apoyados en las rodillas y los pies tocándose tibios y descalzos… piel y piel.
Mira lo que hay, Ella no va más allá, pero sí se sumerge hasta lo profundo, justo ahí, en donde está la verdad.
Sabe que esto empezó y terminó, aunque siga… ¿raro no? pero lo entiende y lo vive así, como vive un toro sus últimos instantes, resoplando y pateando la tierra, aún con la estocada de muerte clavada en la vena.
No se lamenta, no hay remordimiento, tristeza ni pena, tampoco hay pérdida de tiempo y sí la ganancia de mantenerse a distancia y serena disfrutando de la experiencia.
Se siente distinta, está haciendo cosas que no ha hecho nunca en su vida y mientras deja que sucedan, abstraída de la situación se observa.
Tensión, placer, roce, darse cuenta y dejar que la vida fluya y la lleve en sus brazos, hacen del momento algo grato.

Va hasta el fondo, sigue buceando,
no hay nada escondido ni reservado.

Esto es algo que empezó y terminó aunque siga pasando…

12 de septiembre de 2011

Algunas cosas

Recién llega, se saca los tacos, se ata el pelo y cuelga el tapado. Café, cigarrillo, teclado, silencio, piernas cruzadas y el sol entre los árboles acurrucándose cansado.
Está tranquila, es su casa, su madera, son sus ruidos, sus olores, sus luces, es su perfume, su calor, son sus rincones, su sillón y su taza…
En su lugar no hay maquillaje ni extraños, no hay cuidados ni silencios forzados, no hay sonidos desarticulados ni sombras en cualquier lado, el espacio está limpio y su aire no está viciado, por eso no hay pesadez entre los cortinados.

No hay un lugar en el mundo en donde sea Ella, toda, completa, con sus dioses y sus diablos, con sus odios y sus amados, con sus lágrimas y una sonrisa en los labios.

(…salvo acá, entre sus almohadones anaranjados…)

8 de septiembre de 2011

Intriga

No hace frío y así como está, casi desvestida, sale y se sienta en el primer escalón. El pelo suelto apenas se mece acariciándole la espalda y mientras la noche cargada de aromas la relaja, por su mejilla una lágrima resbala callada.
Se sorprende pero no tiene miedo, todo es más que claro, aunque lo que siente es algo raro.
Trata de ubicarse en el tiempo y en su espacio pero esos ojos oscuros que la miran tan de cerca y esos dedos suaves que la acarician tan despacio la confunden.
No hay lazos, nunca los hubo y hay un abismo insalvable que los separa y los enlaza... y Ella que no puede explicar lo que le pasa...

¿Su intriga?

Que el piso desaparezca bajo sus pies en el próximo paso que haga…