29 de septiembre de 2021

El día después

Es demasiado temprano, no existen a esta hora los tacos y hasta les diría que ni siquiera es mi espacio, aun así siento que es momento de evaluar los daños.
Hace unos días tuve la última conversación mortalmente condenada de hasta acá estos nueve años y déjenme decirles que a pesar de conocer el paño de estos diálogos fusilados, tardé en recuperar el garbo más de lo acostumbrado.
Hoy estoy sola, lejos de tanto asco y más tranquila, pero mascando lo que viví como si fueran hojas de tabaco y pensando que en la vorágine no solo fui insultada y descalificada como siempre hasta el hartazgo, sino también intimada a dejar de escribir estos relatos, cosa que no voy a hacer claro, y menos viniendo de la persona que me ha visto llorar tanto y jamás hizo nada para evitarlo.

14 de septiembre de 2021

Otra vez, esta vez

Otra vez son las cuatro de la tarde, otra vez tengo las uñas pintadas de luto riguroso y otra vez tengo hartos los ojos.
También otra vez acabo de decirle basta y ponerle punto final a la crónica de la muerte más largamente anunciada en toda la historia, porque ya no doy más y porque se me terminaron las buenas intenciones, la compasión y me queda muy poco para la estocada final que hasta acá me negué a dar.
En verdad me cansé, hace diez meses que estoy a los saltos y me duelen los pies y no me importa lo que pase de ahora más, mientras pueda olvidar cada cara, cada falta de respeto, cada palabra hiriente, cada reproche, cada señalamiento, cada juicio y cada intento de manipulación con el solo objeto de mantener alimentada una personalidad psicopática narcisista fruto de un sufrimiento y maltrato del que yo no tengo nada que ver.
Ya dije en el relato anterior que no tengo ganas de entender, pero tuve que estudiar todo esto para no ser arrastrada y mantenerme en pie y les aseguro que no me voy a caer.
No hay más tela que cortar, no existe en el mundo argumento que valide esta locura de la que accedí a ser parte y por eso asumo mi responsabilidad.
Me queda drenar lo que resta hasta el final y escribir hasta que no haya más.
Acabo de pegar un portazo a nueve años de mi vida, y estoy parada, con la espalda pegada a la puerta que se cerró, llorando y con el estómago apretado de dolor.
Esta vez se terminó.

13 de septiembre de 2021

Fechas (escrito el 12 de agosto de 2021)

Estoy sola y es tarde, sobre la mesa ratona hay un vaso con agua y debajo de ella los tacos, que volaron cuando entré y que quedaron olvidados porque todo pasó demasiado rápido desde alguna hora de ayer. 
En este momento siento que no hay palabras, que no necesito aire, que mis manos no son las que están sobre las teclas y que la realidad está fuera de este planeta.
Tengo claro que esta locura vil, perversa y ajena ya no la quiero entender, pero otra vez me rozó sin que me diera cuenta y revolucionó mi sonrisa y de pronto me vi en sueños navegando el rumbo que había abandonado y desperté ahogada y a los manotazos buscando en la oscuridad un paquete de cigarros imaginario y arrancándome del cuerpo todo un montón de asco.

Hoy hace un mes de esto, y quiero decir que cada vez que rememoro estos ocho años, solo pienso en que pude salir a tiempo, justo antes de que se borraran para siempre de mis labios las sonrisas que de a poco voy recuperando.