29 de diciembre de 2012

Nada


Estoy sentada viendo lo que acontece. Palabras de Cortázar, Gurdjieff y Hesse se escurren entre mis dedos pálidos y fríos, mientras los días languidecen, como languidece el ocaso de mi sombra con el paso de las horas.
Mi mente busca en donde no hay nada que encontrar y siento que me ensucio las manos de tanto hurgar. No hay tierra a la vista, no hay lugar en donde anclar, debe ser por eso que hoy tengo que pensar qué teclas apretar.
Aburrimiento, hambre, hastío, desgaste. Un coma cierto de cuatro años, un lastre de puro y calcificado arrastre.
Tarda, todo en mi vida tarda en llegar. Tardo en digerir, demoro el cerrar, guardo antes de tirar, estudio antes de soltar y siempre me tienen que esperar, pero nunca tanto como en mi vida tardaron las cosas en llegar.
Lo que no está pasando por momentos nubla lo que camina a mi lado. Tal vez esté pisando la soga de alguna historia y es por eso que no puedo avanzar, quizás tenga que olvidarme de mí para encontrarme o perderme y dejar de buscar.
Mis dedos recorren el relieve de las letras y hallan a tientas lo que tengo para decir. No es mucho, sólo sé que es un proceso lento y que mis semillas, aún bajo suelo yermo, siguen latiendo.

(Sigo caminando con el alma cansada de dolores,
pero olisqueo el aire
 y huele a flores)

21 de diciembre de 2012

Libro


No voy a escribir un libro acerca del que no sé nada. No voy a ponerme a dibujar letras sin sustancia, ni voy a escribir acerca de los demás, porque de ellos no sé nada. No me voy a poner a teclear y a llenar hojas y hojas de inconsistencias. Es más, no podría ni hablar de mí porque de mí tampoco sé nada.
Ni siquiera puedo responder a simples preguntas como: ¿quién voy a ser mañana? ¿qué voy a hacer? ¿qué me va a pasar? ¿de qué me voy a enterar? ¿qué me voy a poner? ¿qué perfume voy a usar? ¿qué voy a comer? ¿con quién me voy a encontrar? o ¿me voy a despertar?
Si escribo algo de mí debería escribir sólo acerca de hoy, porque de mañana no tengo idea de nada. Mañana tal vez me entere de cosas que rasgarán mi alma o de otras que servirán para sanarla, por ahí ni me ponga perfume y tire a la basura mis amadas alpargatas blancas, tal vez deje de fumar o de comer naranjas y bananas, y a las tres de la tarde se me escapen todas las lágrimas que tengo atoradas en la garganta.
Y es que no puedo ni tan sólo responder si voy a volver a leer estas “insustancias”, o los libros de Gabito o los de Jorge Luis o las locuras de tantos libros que descansan en las bibliotecas de mi casa.
El tema es que si escribo un libro acerca del que no sé nada se me plantea este dilema: ¿lo dejaría vacío o le pondría un signo de interrogación en la primera y otro en la última página?
En fin, lo único que hoy sé es que más que esta introducción a semejante idea descabellada, el libro que no pienso escribir estaría lleno de silencios y se lo dedicaría a aquellos que de todos hablan pero que de sí no saben nada. 

17 de diciembre de 2012

Superficie


Quisiera creer que estoy calma, es más, parezco calma, pero no es así. No hay nada en este mar que navego que se asemeje siquiera a la más remota calma.
Por momentos saco la cabeza del agua y logro ver el reflejo de lo que quiero, pero allá abajo soy un manojo de nervios que me llevan, inexorables, a apretar los dientes mientras duermo.
Soy una mujer de digestión y proceso lento y descubrí que no es cansancio lo que tengo, por eso hace unos días tiré la toalla, justo cuando la pelea se estaba tornando sangrienta y corría riesgo severo de muerte por insistencia.
Cuando sonó la campana acepté lo que pasaba, di la cosa por terminada y, sin miedo a la última estocada, bajé los brazos agotada, convencida de que no es momento de decidir y de que todavía tengo en el morral la suficiente porfía para resistir.
Todo tiene un costo y justo éste no es de los menos onerosos. La verdad es que estoy pagando, con la moneda más cara, un hermoso nudo en la garganta y la intranquilidad más destilada. Sólo me empuja el saber que aunque crea que todo está detenido, hay una razón para ello que ahora se me escapa y que veré más adelante, cuando recupere los remos y pueda hacerle a esto una hermosa martingala.

Sonrío mientras escribo, no voy a perder la sonrisa sólo porque las cosas se dibujen así de torcidas. Reconocer que seguir luchando originaría más marejada y horadaría mi vida tal cual hace con las piedras el agua, me da cierta ventaja.

Al dejar de pelear cerré una puerta, el saberme intranquila abrió otra. Colgué los guantes y estoy viendo lo que hay, ya casi sin sangre en los ojos y recuperando el aliento de a poco.

26 de octubre de 2012

Cansancio

Estoy cansada, les juro que lo que tengo es puro agotamiento. No pienso, no puedo pensar y por más empeño que le ponga no logro ensartar nada en el collar.
Tengo un reguero de pólvora en los pies y un fósforo en la mano que no atino a prender. Destilado cansancio es lo que tengo, pero no es cansancio de sueño. Es el alma harta y el cuerpo en marcha automática. Quiero encontrarle una explicación a esto de no poder unir nada, porque la verdad es que estoy haciendo agua, mi vida está siendo baleada a mansalva y está llena de agujeros mi barca.
Estoy sola y encima a deshora y si me abstraigo, no puedo sino verme perdida, haciendo malabares en una esquina vacía, con el viento en contra y un millón de bolas danzantes y pícaras en el aire suspendidas.
Es todo tanto que me sorprendo arrastrando los pies, prendiendo dos cigarrillos a la vez y anotando cosas hasta el hastío en post-it rosaditos. Lo peor es que no los leo y los dejo ahí, pegados en lugares visibles y raros para después pasar de largo como si fueran parte del mobiliario.
Y es que hasta perdí la locura en el camino y para colmo de males no sé en qué parte del destino quedé desnuda y a los gritos.
No me dan las letras ni la cabeza pero de algo estoy segura: creo que le estoy buscando la vuelta a una porfiada y puta recta.

17 de octubre de 2012

En un tornado

Hace tiempo que camino por la vida tratando de acordarme de lo que olvido, buscando a tientas la concentración que he perdido, dibujando minutos lentos y días que pasan como un suspiro. Todavía conservo el humor eso sí, y también una hermosa cintura para esquivar los tiros.
Escribo para acomodar un poco las cosas y hago infinidad de listas, las tacho y después las rompo pero vuelven a aparecer, como por arte de magia, obstinadas e impecables, entre las hojas de algún libro.
No sé qué es lo que pasa, se me ocurre que si posara para un cuadro, me pintarían con el pelo revuelto pero peinado, con la cara apenas esbozada y las manos sobre las piernas cruzadas.
Y es que los 46 están llegando de costado y, atolondrados, descienden la pendiente trastabillando, y allá abajo el valle simula ser un espejismo lejano, y esta ruta por el abismo una real caída en picada desde lo alto.
Tengo cansada el alma y secas las lágrimas, creo que guardé las uñas negras pero no se me va el nudo en la garganta, es evidente que en alguna parte perdí el garbo y para no morir en el intento puse la mente en blanco.

Tengo una mezcla rara adentro
y el paso lento,
a las botas les huelga el taconeo
y a mí…
a mí me parece que esto es sólo el comienzo

6 de octubre de 2012

Chaparrón de humor

Hoy cayó sobre mi cabeza un aguacero de esos que duran quince minutos y te empapan hasta la ropa que no tenés puesta. En ese instante de sorpresa quedé tildada y como si fuera un robot, firmé lo que había que firmar, conté lo que había que contar y después del falso saludo de cortesía, partí.
En tres cuadras absorbí el cigarrillo y con la última pitada se me cayó una carcajada, una de esas risas amplias y francas resultado de la incredulidad más borracha. Una risa que alguien sin cultura acompañaría con el clásico ¿lo qué?
Pasaron seis horas y estoy en casa, esto me golpea y me tuerce pero ya no me voltea. No soy una mujer de venganza pero reconozco que por un segundo apareció ante mis ojos y me tentó, fría y solapada, pero no, sé que aunque tarde años y sea amarga, la paciencia pura y destilada es mi única aliada.
Aún sigo sin encontrar la respuesta a la estocada despiadada, lo que sí tengo de sobra son adjetivos para catalogar a esta persona non grata, pero llenaría sin sentido varias hojas de palabras cuando huelga decir que sólo un tonto anda sin tino y sin miedo por la vida.

Sé que me están caminando, lo que no saben es que mientras los dejo pastorear en mi prado, yo compro tiempo y negocio más barato.

3 de octubre de 2012

Se y sé

Es difícil escribir sin recurrir al personaje, porque sigo pensando en tercera persona y todavía no sé si es “Ella” o la sombra reticente de sus escalones los que todavía no me abandonan.
Siento que salir al ruedo desde mí es abrir una puerta sin saber lo que hay del otro lado, y al hacerlo no existe posibilidad alguna de impedirles el paso, soy consciente de ello y como no puedo evitarlo, decidí enfrentarlo.
Es por eso que estos días mis dedos han estado rondando el teclado sin animarse a tocarlo, pero necesito la catarsis y cada hora que pasa inquieta mi alma.
Ahora tengo las piernas cruzadas y el sol entra por la ventana, voy por el quinto cigarrillo y el café espera y, como nobleza obliga, les confieso que quedar desnuda me deja un dulzor misterioso en la boca que un poquito me impresiona.
La verdad es que ya no hay vuelta atrás y estoy sola en el escenario, con todas las luces apuntándome a la cara, haciendo un striptease de palabras, transformando los gestos en signos de puntuación, sugiriendo ánimos con los de exclamación y dando lugar a tantas interpretaciones como ángeles caben en la cabeza de un alfiler.
No sé cuánto más habrá, y mucho menos quién está, pero abro la puerta porque sé que esto no me va a matar.
A esta altura del partido estoy para pocos y poco también es lo que cargo en los hombros, son cosas mías, consecuencias de causas elegidas. El precio es más que alto, aprendí que la paciencia me ayuda a cargarlo y que la risa aligera la mochila.
Veo a lo lejos un mar de nubes cargadas de cambios y llenas de lo espeso, en este momento de mi vida  las espero con los brazos abiertos porque sé que vienen para inundar mi desierto y llenar mi oasis con lo nuevo.

Palpo el descanso que se acerca, pero antes, tiene que pasar la tormenta.



21 de septiembre de 2012

Mezcla de mí

Mar y costa
Cielo y estrella
Un árbol, la tierra
Las alas y el ancla
Una sombra dibujada
Una brasa apagada
Un fuego sin llamas
Sustancia y nada
Partitura y corcheas
Una canción sin letra
Actriz sin careta
Esencia etérea

Un trazo líquido
Un paso sin ruido
Universo descalzo
Núcleo y cosmos
Payaso despintado
Lindas manos

Soy, pero no
¿Quién? No sé
¿Acá? Sí, pero allá
¿Cuándo? No mañana ni ayer

¿Qué?
Que no estoy
Que me fui
Que tengo el alma rendida en los brazos
Suspirando el placer encontrado
Viviendo el segundo de los humanos
Naufragando un océano inundado
Y pateando lunas sin descaro

19 de septiembre de 2012

Las cosas no son hoy lo que solían ser

Hace ocho años, en una noche de septiembre y en la oscura y silenciosa intimidad de mi cocina caí en la cuenta de que había estado sentada en una piedra, detenida, no escuchándome a mi misma y mirando la película de mi vida pero sin saber que era yo la protagonista.
En aquel momento no sabía lo que hoy sé, que lo que empezaba no iba a terminarlo nunca y que el dar ese primer paso implicaba cerrar una puerta que no podría volver a abrir jamás.
“Darme cuenta” me dejó sin aire, fue un escopetazo de lleno en el pecho, un desgarro del alma, un arrancarme la piel hasta quedar en carne viva, un andar a los codazos entre las espinas arrastrándome cuando las piernas cedían y gritándole en la cara a la vida mientras abrazaba a la muerte cuando las lágrimas me enceguecían.
Confieso que quise volver a ser la que era más de una vez, pero había quemado los puentes hasta reducirlos a cenizas y fue imposible retroceder.
En todo este trecho me deshice hasta de la basura más nimia, sin importarme nada más que yo misma, y quedaron en el barro chapoteando desesperados las virtudes y los defectos más acérrimos, mientras en los recodos del camino iba enterrando caras, nombres, recuerdos, olvidos y hasta un par de sortijas.
Con los dedos casi congelados rompí tradiciones y tiré mandatos y a punto de quedar sin resuello, pero con toda la fuerza de la que fui capaz, derribé estructuras, pisé palabras y con un lápiz taché uno a uno todos los planes.
Ahora son mis manos las que están sobre el teclado y soy yo la que está en bata con las piernas cruzadas y recién bañada, la misma que está fumando el quinto cigarrillo del relato mientras la taza de té vacía descansa en silencio junto al cenicero lleno de colillas.
Hoy Athos no está dormido, es raro pero ladra como si supiera que la que escribe desnudando el alma, mostrando el lado vulnerable, en una casa casi vacía y cerrando la mitad de mi vida, soy yo.

“Ella” se despide, se queda en el camino, como se quedó para morir aquella noche una parte de mí mientras yo me levantaba para torcer la historia de mis días.

Sé que escucharé sus tacos en alguna esquina vacía
y la veré pasar con las manos en los bolsillos y las mejillas frías,
lloraré sus lágrimas
y reiré sus risas,
pisaré su arena
y, tocando su brisa,
me sentaré en sus escalones
recordándola como una parte mía

31 de agosto de 2012

En la arena

Tiene ganas de mil cosas y también tiene ganas de no tener ganas. Quiere dejarse llevar, ir, irse. Necesita abrir el espacio para sentarse en silencio a lamerse las heridas y exorcizarlas entre los dedos.
Hay tiempo, Ella sabe que lo hay, pero en la boca del estómago un puño de sangre vocifera cansancio y las lágrimas rompen el dique haciéndose río e inundando su cauce de ahogo.
Frena por instinto el inevitable destino, espanta pensamientos a los gritos y con las manos se tapa los oídos. Siente que no alcanza, se afloja… trata.

Un nudo en la garganta la ciega, se da vuelta y lo increpa.
Parece que está sola en la arena, pero no,
están Ella y su historia, desnudas y frente a frente,
en una lucha de iguales,
encarnizada y vehemente.

29 de agosto de 2012

Esfumación

Se derrite, se apaga, se desvanece, se volatiliza. Etérea, fugaz, invisible, húmeda, noche, oscuridad.
Callos en el alma, jirones de piel en las espinas, sangre en la tierra, pies en carne viva, manos frías, mente a la deriva.
Salvaje, rebelde, contenida, desbocada, indomable, flexible, compasiva, reflexiva.
Ausente, silenciosa, misteriosa, vacía, insondable, impredecible, tormenta, deriva, calma, relámpago, golpe, esquiva.
Distraída, observadora, sensible, tímida, blanca, transparente, sostenible, paciente, multifacética, desdoblada.
Una flecha al blanco, un arco en descanso, Los Girasoles de Van Gogh, La Tentación de Dalí, las curvas de un Rubens, la nota de un Stradivarius, la cuerda de un bajo, la forma de un saxo, un solo de piano.
Camaleónica, clásica, armónica, sensata, lógica, dialéctica, arriesgada, resuelta, libre, evanescente, extraña, risueña, asequible, demudada, perseverante, noble, ágil, precipitada.
Bosque, desierto, selva, río, montaña, valle, hielo, playa, fuego, aire, tierra, agua, raíces y alas.
Adjetiva esfumada, sustantiva desmarcada. El filo de una navaja, mitad animal, mitad humana, una mezcla equilibrada, un centro de pasada, el vaivén de una hamaca, la risa en la mirada, el sosiego en el alma y la paz en la pisada.

24 de agosto de 2012

Es posible

Está en bata, con la toalla enroscada en la cabeza y sin anillos salvo el del pulgar derecho, cero maquillaje, teclado y cigarrillo, té negro, uñas blancas y piernas cruzadas.

(Este es un relato inusitado, entregado en cuerpo y alma, contado a través de Ella pero mío. Raro, pero en este momento me trasladé a su espacio y estamos a metros de los escalones blancos)

Los días que durante tanto tiempo se le hicieron eternos se convirtieron en segundos condensados que pasan apurados y que Ella quisiera detener entre las manos. Aprieta los labios, no puede evitarlo pero se escapan de sus ojos bosque claro, lágrimas de una larga espera, la sensación de haber llegado, el dolor de arrancarse el luto sin reparos y el darse cuenta de que el árbol que creyó seco, ahora está brotando.
No está sola, llegó a su remanso, a ese lugar del río que le susurra tranquilo al oído, después de tantos años, que es posible enamorarse amando.

21 de agosto de 2012

Ojos

Es temprano, Ella no acostumbra a escribir a esta hora, por eso en lugar de té hay café pero no faltan ni los pies desnudos, ni el cigarrillo, ni el pelo recogido.
También hay demasiada luz y algunos ruidos pero logra que sus dedos tranquilos escuchen lo que su alma siente y con paciencia hagan la alquimia de ponerle letras a algo que carece por completo de ellas.
Se recuesta en la silla, se le hace difícil, se detiene el teclado, sus ojos están fijos en algo, su mente pasea por otro lado y adentro un mar calmo se niega a la magia del diálogo.

Están quietas
Ella
y sus manos
mira lo que escribió
sonríe
salvo esto
en lo que no dice
está el resto

9 de agosto de 2012

Camina

Si camina el camino de su vida, si es cierto que cada final es un comienzo, si llegara a ser verdad, y si después de todo este tiempo de andar volviera a empezar, entonces, y sólo entonces, va a creer que es posible amar.
Alguna vez hubo un principio y también un final y llevó mucho tiempo llegar hasta acá. Ella no cree en nada y cree en todo, en el vacío encuentra lo que necesita, ahí está lo más importante, y si lo que tiene hoy en las manos no es nada y si lo importante está en ese vacío, entonces tiene todo.
No es momento de cuestionar ni de pensar, justo ahora es momento de caminar, de caminar sin miedo, en silencio, tranquila, sin suspenso, sin medir los pasos, confiada y sin temor al desafío de caminar lo desconocido.

Ahora es el tiempo.

Se deshace de la corteza después de tanta espera
y le dice que lo ama y que no le importa la respuesta…



5 de agosto de 2012

Distancia cercana

Están juntos
se evapora el tiempo
desaparece el sueño
entrelazan los dedos
se buscan en un beso.
Él sonríe
ojos achinados
pelo entrecano
bigote blanco
labios amados.
Se miran
sacan la cuenta
parece mentira
pasó media vida.

…son obstinados,
 ninguno pone en palabras lo que les pasa,
se aman hacen treinta y cinco años
y se lo siguen diciendo sólo con la mirada…



Refugio

La casa no está vacía, se levanta, sin palabras, café, sola y el primer cigarrillo de horas.
Un puño cerrado en la boca del estómago la cuestiona. Se va para afuera, sin campera, no hace frío y apaga el cigarrillo entre las ramas de la hortensia sin hojas.
Es un solo signo de interrogación, raro, tan raro que se embota. Siente la mente en blanco, las preguntas están en otro lado, pasan como por el costado, no pertenecen a este mundo pero a Ella le sobran y teme que se le metan en el sueño y exploten la burbuja en la que hace treinta y cinco años flota.
Está pasando, lejos, cerca, adentro, en algún lado indefinido y alado. No lo entiende o lo entiende demasiado y no se equivoca.

3 de agosto de 2012

Inspiración

Un descanso, un destiempo, un espacio, una ausencia, un ondular a merced de cualquier viento, una tolerancia maleable, una oportuna pertenencia, un sereno desenfado, un arrobarse en la nada, un dejar las cosas en las manos “esas” que no se ven, en las mismas que acarician sin tocar, en las que Ella se deja llevar.
Un evadirse sin excusa, un deshacerse sin pretexto, una espera en franca decadencia y un saber que las palabras se repiten aunque no se repitan los labios que las besan.
Está acodada en el primer escalón de madera blanca y suave, con la cabeza de lado, el sol en la mejilla, los dedos cruzados y “haciendo” que escucha por primera vez un disco más que gastado, rayado de bizarro y trillado como pasto muy pisado.

…y así, suspendida en el limbo de la espera,
una risa abierta, franca y sincera
le sale del fondo del alma
y sacude sin remedio la panza de la tierra…

7 de julio de 2012

Estar sin estar estando

Hoy la abraza una frase que se le hace carne con los días, una frase que la lleva por un camino virgen y lleno de anchura y que la sumerge en la más clara y absoluta negrura.
Está pasando por un raro mareo anunciado que la trae de lado, en donde los enredos son moneda corriente y las palabras un chismerío barato. Ella acomoda el barco y sigue remando, aunque esté cansada de planteos, de dar rodeos, de buscar entre los reos, de separar con los dedos y de tener que irse al centro para no perderse en los recovecos.
A esta altura de su vida y con casi todo ya resuelto tiene entre sus manos un dilema que la atormenta y que al mismo tiempo le da la tregua que necesita para entonar su canto en solitario y seguir cosiendo los vestidos de este luto despiadado.
Ya nada la detiene ni le impide ser quien es. Lleva la verdad en un puño y en el otro la paciencia de no conocer el apuro. El miedo es un ridículo que se arrastra a sus pies, la risa un estallido espontáneo que pone todo del revés y las lágrimas un claro indicio de la fragilidad de ser.

Sabe que en el universo no quedan huellas de sus pasos,
como sabe que no quedan huellas en el cielo
del vuelo de ningún pájaro…

22 de junio de 2012

2.37 am

Recién se terminó de bañar, y pudo palpar cómo, con cada gota de agua, se iban yendo los humores del día y los mil olores que la perseguían.
La casa zozobra en un mar de silencio, la brasa del tercer cigarrillo se apaga y Ella descalza, con el pelo suelto y en bata, desata el día que la mira y tira lo que no le sirve como si fuera otra colilla.
Sigue acá, no se quiere ir a dormir, como si terminar el día fuera un sinsentido, cuando lo empezó confusa, corriendo y aterida de frío.
Se queda en ese remanso, en algún recodo del río, en lo místico de lo que no existe y en la frágil magia de lo que escribe.
Las letras son su paraíso, la fuerza que la mantiene en vilo, y un largo y viejo vicio, igual que el café y el cigarrillo.
Su refugio son sus manos y la calma que le da el teclado, sola, con el perro dormido, sin un solo ruido y perdida en el humo de otro cigarrillo.

El día clama por partir
pero Ella, obstinada,
no quiere dejarlo ir

Una ráfaga

Estaba tranquila, sola, despreocupada, ociosa y con mil libros para leer tirados en la alfombra. Afuera, una calina amodorrada reposaba en la arena blanca como un velo inmaculado de novia recién casada.
La sensación de que todo estaba acomodado la estaba abrazando, al fin, después de tanto esperarla. Pero de pronto un viento atolondrado y malcriado sacudió puertas y ventanas, haciendo volar vidrios, mezclando las hojas de los libros y arrancándole de un tirón el broche que sujetaba su pelo despeinándola por completo.
Una semana duró el ventarrón, una semana de dejarse llevar por una brisa que se convertía, por momentos, en el tornado más violento. ¡Una semana!
Hoy ha vuelto la calma. Repuso puertas y ventanas, juntó páginas, encontró el broche y se ató el pelo revuelto, barrió letras y reproches sin tino, quemó caras y olvidó nombres, y cuando se sentó, respiró lástima…
Ya no le afectan estos cambios repentinos, ya los ve venir y los sigue, sabiendo que son puro deleite para el bochorno divino. Está acostumbrada a estas humoradas, ya restauró tantas puertas y ventanas que tiene pulido el oficio.
Si supiera la vida, que de tantos desatinos ya nada la sorprende, dejaría de ponerle en el camino a toda esta gente sin garbo ni destino y la acomodaría entre algodones para que tranquila, siga leyendo sus libros…

21 de junio de 2012

Una fecha

Un silencio apagado y cálido se cierne sobre ella en esta noche oscura y helada, mientras por su mejilla una lágrima resbala callada y clara.
Hoy está marcado desde hace un mes en el calendario. Hoy hace un mes se animó y saltó.
Mientras esperaba hizo un mapa y lo llenó de indicaciones. Meses pasó sentada en el banco de la estación despidiendo vagones mientras con un lápiz rojo marcaba la ruta y recorría con los dedos la fina línea por donde quería ir.
Tan ensimismada estaba que no se dio cuenta de que un tren quieto pero en marcha la aguardaba, hasta que sintió que el ronroneo del motor la llamaba. Fue un impulso agarrar el bolso y saltar dejando el andén, en ese momento no hubo explicación y hoy, desde hace un mes, sigue sin haber un porqué.
Anda a tientas, no tiene idea de lo que le espera y en esta ceguera va tocando despacio para no asustarse, preguntándose qué es y respondiéndose no sé.
Hoy está marcado en el almanaque, con el miedo de los grandes y con el “no le pongas nombre” de los que en la inocencia saben.

(Sólo las vías son testigos de lo que encierra el camino)

20 de junio de 2012

Veces...

Un día gris de esos en donde los minutos hacen eco y tardan el doble en pasar y perderse en el eterno. Un día sofisticado, lleno de cosas pero vacío de significados. Un encontrarse de vuelta subida a la calesita y sin la sortija.
Recorre la casa vacía sintiendo que el tiempo se ha detenido en algún momento, y mientras se mira en un millón de espejos, pasa las manos por cada superficie de arena convertida en reflejo acariciando mil mejillas frías con los dedos.
Descalza trata de sentir el suelo, pero es como si volara, hoy no siente nada. Tiene un hielo en el pecho y un rictus cósmico en los labios, no hay mucho para hacer, no está para correr, no se quiere perder ni seguir sombras que sabe se van a desvanecer.
Hoy en su teclado carece todo de entonación y la melodía monótona de sus pasos en sordina le cuenta un secreto prudente y discreto que Ella quisiera estrellar en el suelo…

10 de junio de 2012

Oscureciendo y aclarando

Tardísimo, la verdad es que es más tarde que nunca pero porque hoy se levantó tempranísimo. Eso sí, no faltan ni el té ni el cigarrillo, ni las piernas cruzadas ni el silencio ni el perro dormido, y es raro, pero tampoco hace frío.
Ayer la película pasó y se perdió, Ella cree que fue a parar al recuerdo del olvido, pero todavía no está segura y va a dejar que el tiempo le cuente mientras pasea el camino.
Hoy la cosa fue distinta y con el morral casi vacío siente que en las manos tiene tanto y ¡tan poco tiene sentido!
Nunca hay palabras para describir una mirada y menos para contar la verdad que gritan bajo las sábanas los dedos que en la oscuridad se buscan y que al encontrarse quedan unidos.
El miedo mantiene a recaudo los sentimientos, las palabras que dicen que se lleva el viento en realidad quedan suspendidas en el limbo, las defensas fortifican las paredes de la docilidad y el sueño materializa el deseo. El ardor es tan fuerte que no es posible la distancia y por más que se empeñen las palabras, los gestos son la hazaña que construyen el día a día y hacen que las miradas se hundan cada segundo en el fondo del mar del afecto y en la estrella más alta del firmamento.

No hay nada seguro, eso es lo cierto. Lo único que Ella sabe es que el oasis sólo va encontrarlo en el desierto…

4 de junio de 2012

No, por favor, hoy no

Está sentada con las piernas cruzadas, entre el humo de un cigarrillo, la taza
y las cosas que, como de costumbre, se le dibujan calladas.
Sobra lo que no tiene ganas, pero igual escribe lo que le va dictando el alma
aunque se le escapen las letras
aunque sienta el asco de seguir vomitando esperas.

¿Será que al sentarse sin ganas no hay nada?

Y llora, y las lágrimas no aflojan
Y duele, y el dolor la dobla
Y se hace largo, y no hay descanso
Y el desgano ganó
Y ya todo la hartó

Por eso por favor no, hoy no.

Una simple manzana

Apoya lentamente los dedos en el teclado y los mira. Tiene las uñas blancas y las venas contraídas. Hace frío y llueve y hoy nada le calienta las manos.
Echa un vistazo a su alrededor y descubre que a sus pies descansan todo tipo de cadáveres de distintas calañas, son las frutas maduras que le están cayendo en la cabeza desde hace añares.
Observa que a algunas ya se las tragó la tierra y pasaron a formar parte de otra agenda, otras yacen ahí, semidesnudas, huesudas e impúdicas pero famélicas y definitivamente indeseables.
Hay más, recién caídas, algo estropeadas por el impacto pero todavía conservan el garbo y por fuera “parecen” intactas.
Ella está sentada como Buda pero no debajo de una higuera, sino debajo de un árbol atribulado, genéticamente manipulado y lleno de frutas de diferentes texturas y ¡ninguna le gusta! ni las que ya han caído ni las que todavía no maduran.
Hace lugar en la tierra que la rodea, limpia con las manos todo rastro de choque y trata de no respirar el olor nauseabundo del arrastre más absoluto.
Ya está, ahora puede ver que bajo su cuerpo no hay nada que ensucie el verde pasto que se alimentó de las primeras que aterrizaron y que ya casi olvidó.

Sonríe con picardía…
¡Y pensar que una simple y sencilla manzana bastaría!

25 de mayo de 2012

Abúlica

Son casi las cinco de la tarde, una hora rara para escribir, rara en Ella que escribe cuando ya todo el mundo se fue a dormir.
Tiene algo entre los dedos pero se siente apática y abúlica y a pesar de que está al borde, acariciando la primera ficha del dominó, su desgano es tan grande que roza el inconsciente.
Todavía está en pie pero no sabe cómo, frenada pero andando discurre en lo estanco y nada en lo seco.
Con una incoherencia absoluta se esconde en el luto ajena al mundo, vecina de nadie, descalza y oscura.
El centro, diluido y discordante, no escucha, no ve y no siente.
Anestesia y coma profundo.
¿Interrogantes? Ninguno

24 de mayo de 2012

Planteos

Son las cuatro de la mañana y recién termina de ordenar las risas y todo lo que quedó regado en la cocina. Hoy hubo en su casa una reunión de amigos y entre copas de vino, charla y cigarrillos se abrió un debate más que interesante. Ya son todos grandes, más de cuarenta, más de una pareja, más de un desconsuelo, más de un desencuentro y más de una historia contada entre la seriedad y la carcajada más sana.
Todos tienen su punto de vista y no hubo juicios, no tienen sentido. Nada es correcto o incorrecto y todo es más que sencillo.
Pero cuando la casa quedó vacía, Ella se hizo un té y prendió un cigarrillo y entre sorbo y sorbo estudió con detenimiento la maraña de cavilaciones y planteos que en la charla se sucedieron.
Se queda con las carcajadas sinceras, con las miradas de sorpresa, con los ¿quién es? ¡no me digas! ¿en serio? y con todo un manojo de bosquejos a los que hace rato les está haciendo un sondeo.

(Se apoya en el silencio de la taza de té vacía mirando la puerta de la cocina
…todavía puede escuchar las risas…)

En los intervalos

Si hay algo que Ella maneja con soltura son las letras, en su mundo hay tanto lugar para ellas que no duda en vocalizar cuanto pueda. El tema son los silencios que no la mencionan, esos espacios que hay entre respiros, esos resquicios que quedan vacíos, esos diminutos y fugaces instantes que la muestran desnuda cuando se hacen palpables. Ahí es en donde está su esencia, es en ese lugar en el que hay que enfocar para conocerla.
No es posible poner en palabras esos intervalos. Hay quienes lo intentaron y se marearon, saliéndose tan rápido como entraron, pero están los otros, esos que se perdieron porque se quedaron pensando.
No hay peor centro que apuntar a lo que dice, porque Ella va cambiando, enroscando, atando y desenredando y encontrarla en esa madeja no es para cualquiera.

Por eso no la busquen en las letras,
sino en los silencios que hay entre ellas…

Piedritas en el zapato

En este último tiempo camina raro, ya no va tan resuelta por la calle ni se escucha el taconeo de sus pasos. Parece que algo se le ha metido en los zapatos.
Dispuesta a acabar con la molestia se sienta en el sillón y con parsimonia se descalza, vaciando el contenido de las botas sobre la mesa ratona. Lo mira, parece la playa de un mar que estuvo enojado y depositó lejos de su agua todo lo que encontró enterrado.
Ensimismada con la tarea que tiene por delante empieza a separar el desparramo haciendo pilas por tamaño, son muchas, más de lo que había imaginado, entonces no le queda otra que cruzarse de brazos y estudiar esos médanos, tratando de descifrarlos.
Los más grandes son los más molestos y los deja para el final. Empieza a desgranar los más pequeños tomándose su tiempo, y uno a uno los va deshaciendo hasta que no queda ni rastro entre sus dedos. Pero le quedan los otros, esos que le hacen difícil el andar, esos que apagan su taconeo y la hacen caminar raro en estos tiempos.
Se tira para atrás, se apoya en los almohadones y vuelve a cruzar los brazos sobre el pecho.

¡Hasta que en la mesa no quede sino la madera no se piensa volver a calzar!

15 de mayo de 2012

Reticente corazón

Un sol tímido de otoño se cuela entre las ramas y le ilumina la cara en esta mañana sosegada de café y una almohada demasiado alta.
Tiene el alma desorbitada, los latidos desordenados, las manos tímidas, las palabras calladas y una voz que le susurra al oído pero que no alcanza para calmarla.
Se sienta con la espalda pegada a la pared, entrecruza los dedos y apoya los codos en las rodillas. No puede cerrar los ojos y todo lo que ve está colgado en el aire con hilos de oro que bailan entre las luces la danza del ¡vaya uno a saber!
No quiere preguntarse nada, su cabeza es una maraña de autopistas llenas de enloquecidos pensamientos y a Ella le queda a trasmano un coherente seguimiento.
Desiste del intento, no quiere saber nada, y obligada a ver ese desastre y sin más remedio que danzar en el aire, decide quedarse aunque no haya escoba capaz de barrer el enchastre.
Se levanta a duras penas y patinando en el barro esquiva como puede los hilos tratando de no enroscarse. Difícil tarea le ha dado la vida poniéndola a la cabeza de tamaña empresa, pero nada es imposible y como todavía le queda alguna que otra reserva de fuerza, llega a la puerta y la abre.
La luna que hay esta noche ilumina los escalones y camina confiada lejos de la maraña y más cerca de su alma.
El silencio, el té y el cuarto cigarrillo del relato acaban con este día, y con casi nada que cargar en la mochila, se dirige a algún lugar, cerca y lejos de donde está, con el vestido blanco ondulando en la brisa, los pies en la cornisa y la locura dibujada en la sonrisa.

Escrito el 13 de Mayo de 2012

9 de mayo de 2012

Repetición

Dice Heráclito que uno no se puede bañar dos veces en el mismo río, pero esta vez parece que no es así porque Ella se encuentra en la misma situación que hace meses atrás, en exactamente la misma fotografía.
Le da vueltas, la estudia, escucha las palabras como si el tiempo se hubiera detenido en algún instante del pasado y estuviera patinando. No entiende y se pregunta qué es lo que pasó en el medio, entre aquel pasado y hoy, cómo es que la vida la pone casi con los mismos personajes, en el mismo escenario, repitiendo las mismas sensaciones, sintiendo los mismos sinsabores y teniendo que esperar los mismos tiempos. No se lo explica y siente que es una pelota en los pies de la vida.
No se ríe, no llora, no le duele, no le arde, no grita, no habla, no nada. Sólo está perpleja, paralizada, quieta, encerrada y sin palabras.
¿Tiene que torcer o tiene que esperar?
Para torcer tiene que reaccionar y si se pone a pensar en cómo hacer, el tren se le va y no son cuentas las que tiene que hacer.
Si se sienta y espera con esta tranquilidad muerta que hoy siente, la acción surgirá, aún sabiendo que se va a acumular polvo en el espejo y después lo va a tener que limpiar…
La verdad es que la única diferencia es su apatía, su incredulidad y este cansancio que se le hace eterno y se pone rancio a cada momento.

Una estatua que respira
Un rictus mudo y sordo
Un letargo confundido y solo
Un hartazgo de asco en los poros
Un querer tirar la piel y los ojos
Una simpatía confundida
Una confianza desconfiada
Una moneda con dos caras
Una rueda que no gira
Y una mentira hecha sortija

Escrito el 9 de Mayo de 2012

Otra vez

Está nerviosa, no durmió bien, no se acuerda si comió y menos que menos lo que tiene que hacer.
¡Cosas y más cosas! toda Ella es un cúmulo sin fin de cosas, es como si estuviera parada debajo de un árbol de frutas maduras y le cayeran en la cabeza una a una sin terminarse nunca.
Trata de poner algo de orden, pero su mente es un torbellino, imposible concentrarse, hacer números, apretar el freno, no pisar al resto del mundo y sobre todo mantener el rumbo ¡imposible hacer todo eso junto!
La vida no se enteró de que no da más, ni se dio por aludida, por eso todos los bichos giran a su alrededor como si fuera una lamparita encendida.
¡Qué ganas de desaparecer que tiene! Mira cuánto marca la aguja del tanque de nafta y después cuenta la plata que tiene en la billetera, le alcanza, pero no para esfumarse.
Intenta parar un segundo y respirar hondo, pero el aire le entra de a trozos y suspira, como último recurso, aunque sienta que es poco.
Quiere estacionar y para variar no encuentra lugar. Autos, caras, cuentas, propuestas, locura absoluta en el centro a las once de la mañana.
Necesita irse a casa para inmolarse en una taza de café y perderse en el humo de un cigarrillo.
Llega, se sienta y mientras la taza de café y el cigarrillo la centran, espera que la “tranquilidad” haga acto de presencia.

(Ya hacen dos horas de esto y nadie ha tocado a su puerta…)

Escrito el 4 de Mayo de 2012

¿Y ahora?

Está en una encrucijada y el camino se divide así como un cuchillo divide una manzana, Ella está en el medio y con los pies bien juntitos… un peligro, cualquiera viene y con un soplido la voltea como si fuera un palito.
Ya se ríe, no le queda otra. Es tanto y está todo tan dado vuelta que la carcajada más chica se escucha en la otra punta del planeta.
No sabe adonde meterse ni cómo esconderse, se imagina desaparecer de una forma coherente, tal vez un arma capaz de hacerla átomo en el éter pero en la casa hay tal lío de perlas que sería otro fastidio.
Es un desastre después de la tormenta, tiene hasta el sueño hastiado, toda ella es un manojo de capullos mal atados, un payaso mal pintado, una puta después de una noche de trabajo.
Todo está apretado y revuelto en un cajón, quiere abrirlo pero una risa histérica le impide la operación. Intenta espiar lo que hay adentro, pero es tanto que se escapan las cosas por los costados. Ve pedazos de papeles y chocolate en un grano de café, la punta de un taco clavado en un as de corazones, la cáscara de una naranja apoyada en un escalón, la aguja de algún reloj enredada en la cuerda de un bajo, la tecla de un saxo hablándole a un fleco gastado…

Corre despacio las manos
Es otra caja de pandora
¡Y está llena de diablos!

Escrito el 2 de Mayo de 2012

2 de mayo de 2012

Que no ando

No ando inspirada, más bien “cabizmunda” y “meditabaja”, por eso no me hablen que no quiero escucharlos ni escucharme decir nada.
Si rima lo que escribo es porque se me escapa el hilo y como tengo la vida cansada y ampollada el alma y respiro abajo del agua, flotan mis suspiros.
Hay un arma en mis manos, cajones llenos de balas, una mira que me mira, mi dedo en el gatillo y la punta del revólver en mi espalda…
¿Les dije que no quiero escuchar nada? Pensé no me habían oído. Sepan que tengo un dedo en la espalda y la punta del revólver en el gatillo.
¿Loca? ¿Quién lo dijo? ¡No! Yo de lo loca no tengo ni el rabillo, aunque rabo tampoco tengo, ese lo tiene mi perro, este que tan tranquilo está durmiendo al lado mío.
¿Sueño o desvarío? Sueño que desvarío, no se olviden que tengo el dedo en la espalda o ¿era en el gatillo? ¡Vaya! Ya ni sé lo que digo.
Bueno, sí sé lo que digo pero no tengo idea de lo que escribo, sepan que habiendo un arma involucrada mediría las palabras o el dedo que tengo en la espalda abriría un hueco en el gatillo y el perro se despertaría y sobrarían las balas y no estaría más “cabizmunda” y “meditabaja” y ustedes... ustedes podrían decirme lo que quisieran que yo... ¡que yo no escucharía nada!

No es

Hace un tiempo decidió que no negocia ciertas cosas, son sólo un puñado, casi menos que los dedos de una mano.
¿Por qué no negocia? Porque entendió que hacer una transacción cuando de esas pocas cosas no se cumple ninguna es tan riesgoso como poner billetes en una licuadora, pura pérdida, pura lucha, algo así como tratar de encajar un círculo en un cuadrado, por más fuerza y buena voluntad que le ponga cuando hay cosas que no van, no van.
Puede darle vueltas al asunto y tratar pero ¿a qué costo? Y sobre todo ¿está dispuesta a pagar?
La respuesta como siempre surge clara de su centro y aunque por ahí en algún momento tambaleé, el NO es tan grande que igual hace pie.
No quiere pagar el precio, no quiere luchar, no quiere negociar, no está dispuesta a perder tiempo, no quiere ceder espacio, no tiene ganas de andar de acá para allá, no quiere entender porqué ni va a deambular esperando que el cubo encaje en el redondel. ¡No señor! O las piezas encastran de entrada o tira el rompecabezas junto con la caja.
Y sí, estamos hablando de limpieza y Ella es una maestra, es que ya tiró y quemó tanto que prender un fuego, subir cosas al auto o meter todo en un pozo no le cuesta ni una gota de cansancio y encima cada vez es menos complicado.


 

1 de mayo de 2012

Día a día

Se pasa los dedos por el pelo suelto, está en el suelo, cruzada de piernas, con los ojos cerrados porque no hay nada que mirar, los hombros relajados porque no hay carga que llevar y meciéndose abstraída, como una india, en la más negra oscuridad.
Extiende los brazos y toca la existencia de dos bandos, siente que el odio y el amor son uno, que atrás del sol se esconde la luna, que la oscuridad es el único modo de ver la luz, que la muerte le susurra a la vida en el oído, que la tristeza hace clara la felicidad, que el blanco deviene en negro, que la montaña se hace valle y que el sí es un no rotundo en un segundo.
Abre los ojos, sigue a oscuras en la habitación, siente que la alerta que aprendió en estos años la hace consciente del estado en el que está y cuando se ve llegando a uno de los lados, al instante tuerce y se va para el otro. Le cuesta trabajo, no es tan simple como parece, porque a veces, en el caos, es el golpe el que le avisa que llegó y queda atontada y algo desbarajustada y en la boca el gusto a miel y hiel le señala, sin asco, el fatídico resultado…

Extremos, orillas, contrapesos, siempre son dos y siempre es torcer al llegar, pero para volver a partir.

¿Y el equilibrio para vivir?
El equilibrio es ir y venir.
¿Y el precio para no morir?
El precio es no quedarse y seguir…

Es raro de contar

Llegó hace un rato y todavía no se sacó la ropa, eso sí, las botas de taco alto volaron ni bien entró.
Se sienta frente a la máquina, pero de pasada ve que en la mesada quedaron sin lavar dos tazas del café de la tarde, y en el cenicero de margaritas, colillas de dos marcas distintas.
A esta hora ya las hebras de té tiñeron el agua de su taza, como tiñeron hace unos días las cosas de oscuro algunas palabras mal interpretadas, es por eso que hoy sintió que tenía que decírselo, y no le dio vueltas, ni lo pensó, no le importó, empezó y terminó, entró y salió, y acá está, con algo que es raro de contar.

Se hizo tarde y todavía está vestida de negro, pero junto a la taza de té vacía y lleno de colillas de dos marcas distintas sigue el cenicero de margaritas…

Escrito en Enero de 2012

En algún lugar

Tiene las manos casi quietas sobre el teclado y la verdad es que no sabe bien en donde está. Los ruidos de la periferia suenan lejanos, incongruentes, irreales y bizarros, y las pocas palabras que logra ensartar, quedan mal.
Tardó una nada en bucear hacia su centro y siente que entre los dedos se le desarmaron los collares y hay perlas regadas por toda la casa.
¿Qué pasa?
Se mira. Está parada sobre la alfombra descolorida y gastada, tiene el pelo suelto, los brazos abiertos y los pies separados a un ancho de hombros como si estuviera capeando un temporal, pero está adentro y adentro no sopla el viento…
No entiende, su cara es la de una impávida estatua, no se le mueve un solo músculo, no siente nada.
Adormecida y cansada sigue ahí, parada, justo en el centro de la sala, con los hilos de los collares entre los dedos y todas, pero todas las perlas desparramadas por la casa.

Escrito el 30 de Abril de 2012

Vueltas

Hoy es el último día de algunas cosas, decidió que lo mejor era abrir la puerta, subirse al auto y seguir. Ya está, no hay vuelta atrás, porque no quiere convertirse, como la mujer de Lot, en estatua de sal. Es consciente de que hoy vuelve a casa, y sabe que vuelve para volver a empezar.
Aprendió en estos meses a callar y a leer las miradas y el corazón de su amiga del alma. Ahora está tranquila, sus tripas ya no gritan, el viento dejó de silbar y el polvo que había en el horizonte se terminó de asentar.
El sol entra de a ratos por la ventana y a tropiezos le calienta la espalda, a esta hora hay café junto al cenicero y tres cigarrillos que se acaba de fumar, está descalza, y como cada vez que se sienta frente a la máquina con las piernas cruzadas, el silencio le habla.
Sabe que la vida es un juego cerrado que se muestra al tranco por eso Ella confía y como puede le sigue el paso. Tiene en claro que el pasado no se puede cambiar, que el futuro no se puede adivinar y que el presente es para caminar, nada más.

Escrito el 28 de Abril de 2012

25 de abril de 2012

Dos años después

Hace un tiempo y entre baldosas sueltas salió a caminar: labios rojos, taco aguja y anteojos negros.
Se escuchaba en la calle cómo el viento alborotaba su pelo y cómo, en cada esquina, el eco de sus pasos se hacía más que sólo eco porque en ellos se podía leer la fuerza de cada pisada en el suelo.
Se hizo de noche y aún con los anteojos puestos siguió caminando, calle tras calle, con las manos en los bolsillos y el cuello de la campera subido hasta las orejas.
Recorrió cuadras y más cuadras en todo este tiempo, pasó por infinidad de pueblos, miró cientos de caras, entró y salió de más de una casa, se sacó los tacos y caminó a pie descalzo, se desnudó del abrigo cuando ya no sintió más frío, se ató y desató el pelo, cambió el color de sus uñas del negro al blanco y del blanco a nada, pasó de todo a un puñado y de un puñado a sólo algo, lloró como para llenar con sus lágrimas el mar pero se rió hasta secarlas, hundió barcos y levantó anclas, tiró remos y quemó bosques enteros hasta llegar hoy a esto:

Ella
Detenida
Un instante
En una esquina
Sin almas a la vista
A las siete de la tarde
Con charcos de lluvia reciente que brillan
Con la luna pidiéndole permiso al sol
Y tan sola como cuando empezó


Nota de la autora: El 3 de julio de 2010 escribí el primer relato del personaje “Ella”. Hoy, y después de más de 100 historias contadas, surge otra mirada.

Escrito el 23 de Abril de 2012

Barriendo las hojas secas

Recién llega, son la una y media de la mañana y para sacarse los olores, pero más que nada para que el agua le arranque el sinsabor de sentir que tiene que explicar que es alguien y no algo, y que lo que se ve, definitivamente no es, se baña por segunda vez.
Va por el segundo cigarrillo, mientras el té espera callado, al lado del cenicero. Es que tiene el sueño pegado en los dedos y son más las letras que borra que las que quedan en la hoja, casi la misma cantidad de palabras que tiene que decir una y otra vez para que se entienda que todo se entiende al revés.
Barre las hojas porque prima estar sola, la verdad es que todo sobra y las miradas huelgan explicaciones a esta hora.
Sigue apostando, eso sí, pero más de lo mismo no es el negocio que quiere, ya no tiene ganas, porque de diversión la cosa ya pasó a ser turbación y porque en su realidad no alcanzan sólo dos.

Escrito el 21 de Abril de 2012

24 de abril de 2012

Justo a tiempo

Y no se retrasó, llegó justo a tiempo, justo en el mismo momento en que el viento dejó de silbar, apareció.
Es un monstruo de fuego, una avalancha de piedras, una guillotina cortándole la cabeza, un tornado arrancándole de las manos la entereza.
Lo esperó sentada, inquieta y cansada pero igual tiene ganas de tirar todo lo que queda y salir corriendo por la arena. No sabe qué es lo que todavía la sujeta y la frena, ¡no tiene ni la menor idea!
Algo le dice que conserve la calma, que siga sentada, que no se levante, que siga llorando pero que no haga nada hasta que el polvo se aplaque y sus puños dejen de crisparse.
Se terminó la alerta roja y el viento dejó de silbar, en este momento está pasando el huracán y sólo el dulce susurro que le sale de las tripas la mantiene todavía acá…

Escrito el 23 de Abril de 2012

22 de abril de 2012

Con los silbidos del viento

Está helado afuera, pero adentro y con la taza de café pegada al cenicero, las paredes la abrazan cálidas ni bien cruza las piernas, ya sentada frente a la máquina.
Silencio, rápido tecleo, un correo enviado al cielo, un relato, un irse al centro, un reposo merecido en invierno y un silbido distante que trae el viento y que Ella empieza a escuchar con detenimiento.
Sabe que es el huracán que la tiene en alerta y que le avisa que cada día está más cerca. Sabe que viene para llevarse todo y barrer lo poco, para mover lo estanco y arrancar lo seco, para quemar lo viejo y empezar de cero.
Lo tiene tan claro que lo espera de frente, desnuda y descalza, sentada en los escalones, con las manos abiertas, el pelo suelto y casi sin resuello.
Está exhausta y tan cansada que el silbido la encuentra en la espera más laxa. Es el resultado de la decepción de la lucha y de la aceptación, es la ganancia de la rendición, es el sí y el no, es la fuerza que la empuja con determinación, son mudas palabras de ausencias elegidas en el repliegue más consciente de su vida.

Y la va a encontrar, sí, así como está, con el alma en pedazos regada en la arena, los tacos altos en la baulera y jirones de sus vestidos entre la hierba, pero entre sus manos: las riendas.

Tiene un nudo en la garganta
y se le inundan los ojos en cada brazada,
sabe que ya no falta nada
y que lo que viene nunca se retrasa.

Escrito el 18 de Abril de 2012

17 de abril de 2012

Entre horizontales y verticales

Hace un dibujo en el aire, son dos varas finas y delicadas en cruz, unidas por una burbuja que brilla.
La vara horizontal es lo cotidiano, las horas, la periferia, las rutinas, el día a día, es los otros y lo que pasa afuera. La vertical es la vida, el no-tiempo, es el crecimiento, la madurez, la inteligencia y lo que pasa adentro.
Las varas no pueden existir una sin la otra ni sin la burbuja, las tres forman el “todo” y por eso van juntas.
No le resulta difícil explicarlo, pero parece descocado lo que dice, hay ojos que la miran con extrañeza y no ocultan la opinión que esta mujer les genera. Está loca, no cabe duda. En algún lugar perdió el juicio y no sabe lo que dice. Ahora viene con la historia de dos varas y una burbuja, un cuento chino, un dibujo de Dalí en su hora más desquiciada, un Miguel Ángel pegándole en la rodilla al Moisés recién terminado y diciéndole que se levante y camine, una Annie dándole un mazazo en los tobillos a su escritor favorito para que termine el libro. ¡Loca, loca!
Y sí, está loca pero lo que dibuja en el aire no es más que el dibujo de la vida, la vida de Ella y la del resto, salvo que la mayoría va por la horizontal, con la vertical clavada en la nuca y sin verla nunca y andan como si pasara un fantasma y van corriendo atrás de algo y no saben de qué pero ¡corren!, y sorben el aire de a poquito y entre suspiros, y vuelan bajito y no ven el color del otoño y se pierden para siempre este día, y existen creyendo que van a llegar a algún lugar en algún momento y ahí van a vivir, con todo ya hecho y que van a encontrar la felicidad, como quien entra por una cuchara a un bazar…

¡Ah! Si supiera la gente que habiendo una vertical
no hay un lugar adonde llegar
porque uno ya está…

Escrito el 16 de Abril de 2012

13 de abril de 2012

Replegando

Se aleja cada vez más de la tierra, no está, se está yendo para adentro, tan adentro que la periferia se está haciendo neblina espesa y todo lo que escucha y ve, pertenece al mundo en donde tiene los pies pero al que nunca dejó entrar, ni en el peor revés.
Está en estado de pupa, latiendo, replegándose, reuniéndose. Sola se fue metiendo, no hubo un momento, sola se deshizo de máscaras y de vestidos, sola dejó de pintarse las uñas de negro y se bajó de los tacos altos, sola y sin saberlo empezó a caminar hacia adentro.
Necesitó años de lucha y sangre ardiente, años de ser paciente, años de llenar y vaciar el tren, años de derribar muros, años de sacarse muertos de encima, años para desenterrar y quemar, años para aprender a escucharse y a vaciarse, años para aprender a mirar al otro y reflejarse.
Hoy está en la saliente, alerta porque algo se viene, pero hace un repaso y se queda con que de todos y de todo aprendió algo, que en sus puños caben los hallazgos y que en su corazón late la conciencia de que está llevando en los brazos a una Ella cansada y más sola que nunca, pero un poco más sabia…

(Si hoy se fuera y volviera a nacer algún día,
repetiría hasta este segundo de su vida,
sabiendo que vino desnuda y sola
y que desnuda y sola se iría)

Escrito el 11 de Abril de 2012

11 de abril de 2012

Sin parámetros

Sigue como los otros días, inquieta y a la espera, a su hijo le pasa lo mismo, pero Ella recién se entera. Están lejos, pero van hombro a hombro, sintiendo que algo se acerca, tal vez en el próximo recodo.
Ella le pide que la lea y le dice que hace días que está en alerta.
Se siente tranquila, no hay nada que pueda derribarla porque la vara se rompe por la parte más dura y Ella espera en flexibilidad completa.
Sigue en la saliente de la roca, sin preguntas, sin planes y sin estructuras y aunque tiene los dedos y el alma en carne viva y está llena de llagas, respira sosiego y la más pura calma.
No es consuelo para él que ella sienta lo mismo, la experiencia no es una posta que se pase de madre a hijo, pero al menos él sabe que puede apoyarse en su cobijo.
Ella le lleva la ventaja de estar en esto hace mucho tiempo, pero él está más limpio y tiene menos sueños y en el placard menos muertos y a su edad…

a su edad está más cerca del suelo…

Para mi hijo José Luis, que está transitando el más duro pero también el más maravilloso camino.

Escrito el 10 de Abril de 2012

8 de abril de 2012

El espejo

Ella siempre dice que el otro es el espejo de uno, pero no todos entienden, en realidad casi nadie, porque no es tan sencillo, o sí, depende de las orejas que estén dispuestas a escuchar y a su vez, no estén pensando en qué contestar.
Verse en el otro es como mirarse de soslayo en el fondo del vaso, es ver cómo, en la noche y sin culpa, el agua espeja la luna.
Sabe que cada espejo la refleja en forma distinta según desde donde la mira, según lo que diga, según el color de uñas que lleve ese día o tal vez la ropa que la ciña.
A veces no hay espejos, y sin embargo está el espejo más hermoso. Es, aunque el más limpio y el más vacío, el espejo más duro de todos.

Es ese espejo sin reflejo que la muestra tal cual Ella.
Es el mismo que se fundirá cuando muera,
convirtiéndola de vuelta en arena…

Escrito el 8 de Abril de 2012

Una Señora

Ayer fue un día de esos que empiezan y tardan una eternidad en terminar, y más, cuando desde temprano la sacuden con un latigazo desde atrás.
Sabe que en la vida hay diversidad, pero entre lo que necesita y lo no tanto, justo se vino a topar con alguien, que por equivocación o asalto, se le metió en el carro y le alborotó el establo.
El sentirse maltratada sin motivo corrió por su sangre ya cansada y no pudo más que gritar y llorar durante toda la mañana, porque su interlocutor en este caso, es un hombre que nació sin luces y vive de contrabando, e hizo que Ella perdiera el temple por un rato.
Se salvó del zarpazo el muy filibustero en este sainete, pero en el cuello tiene la estocada de muerte, ahí, justo ahí, en donde sólo se ve el mango del estilete.
Y así como Ella no perdona las ofensas, tampoco se olvida ni se venga. Sólo se sienta, con paciencia y espera…

Escrito el 5 de Abril de 2012

Es un no

Los dedos están tan inquietos que se le escapan de las manos, la mente es un torbellino que la atormenta y el cuerpo un ente aletargado. Ella intenta por todos los medios no hacerle caso, pero un mono parloteando sin cesar en su cerebro es como un pájaro carpintero haciendo un interminable agujero.
Escucha que las tripas le hablan claro y sus dedos dejan de moverse y sus pensamientos, ofendidos, se alejan por un rato. Sólo un rato porque después arremeten los muy corsarios, como si el reto fuera voltearla de cabeza y hacerle perder el temple que logra día a día a los arañazos.
¡No! es lo que escucha, es lo que le grita su voz y se frena, a un milímetro de la locura, a nada de golpear la primera ficha del dominó, a sólo un suspiro de que todo se desbande y las cosas desbarranquen.
Es obediente pero ¡le cuesta tanto! Le pesa como un ancla en el cuello esto de detenerse, de callarse, de ser paciente.

El precio está siendo caro y el gusto… el gusto, más que amargo…

Escrito el 3 de Abril de 2012

Alborotada

Hace una semana que algo la alborota, son como burbujas en el aire que la embotan, piedritas en la bota, gustos varios en la boca.
Algo está llegando, puede palparlo, no sabe lo que es porque hay una distancia que lo borra, y la alerta de amarillo, ya pasó a roja.
Escucha ruidos, algo está pasando y no puede ni soñarlo. Alrededor nada es lo mismo y por eso está en observancia, en cero tolerancia, en estado alfa, frenada, esperando.
Mira a los cuatro costados, es constante la agudeza y no hay detalle que se pierda. La montaña está cerca y Ella: quieta. Ahora no es momento de escalar, ya tiene los dedos en carne viva de tanto trepar y decidió descansar.
Está más sola que nunca en su vida, con la cuerda del paracaídas entre los dedos y lista, para que la correntada no la agarre desprevenida.
Está consciente, tan consciente que la asusta el sosiego que siente. Tan abierta y vacía, tan suave y distraída, tan sobre tierra y tan lejos, que no se entiende.
Sentada en la roca, en plena pendiente, con la espalda apoyada en una saliente, espera.

Como espera el cazador a su presa
Como espera Ella, la sorpresa

Escrito el 31 de Marzo de 2012

7 de abril de 2012

Borrando

Siempre se le hace tarde, ¡siempre! Ni aún haciendo un esfuerzo logra acostarse temprano, y es que a estas horas sigilosas sus manos se ponen ansiosas, invitándola a la confidencia con la hoja, y Ella, agotada pero lúcida y luminosa, acepta con confianza la invitación tan amorosa.
Ayer le escribió las últimas palabras, y en el plato no quedaron ni migajas, pero fue suave, delicada y sonó algo cansada, pero lo hizo en forma deliberada, porque en la vida todo vuelve y como no sabe lo que pueda llegar a pasar, no dejó nada librado al azar.
Después de casi ocho meses se le aflojaron las mandíbulas, y cuando llega el mediodía ya no mira con recelo el teléfono ni salta si escucha el tic tac del mensaje que hasta hace un tiempo, a esa hora, no tardaba en llegar.
Se terminó, la cortina se apoyó tan despacio en el piso de cemento que no quedó ni un milímetro por donde pueda filtrase una sola gota de viento.
Ya no hay tiempo, ya es tarde, el último vagón del tren acaba de dejar el andén y con él desaparecieron de sus ojos mil palabras que velaban la mirada que tenía puesta en la cortina que lenta se bajaba. Eliminó a consciencia hasta el último vestigio, como hace cada vez que se da vuelta y en silencio se retira, levantándose la cola del vestido…

Desde la ventana y en una maceta con una rosa pintada a mano, un cactus solitario y medio destartalado, la mira y le dice que ya no queda nada.

(Hoy dio vuelta la hoja del libro, y resuelta, empezó otro capítulo)

Escrito el 27 de Marzo de 2012

1 de abril de 2012

A calzón quitado

¡Ya está! Se cansó, y de ese cansancio salieron las palabras justas, sin rodeos, sin tiros por elevación y en una sola oración.
¡A Ella no! Porque de esto sabe un rato largo y está todo más que claro. No se puede esconder un elefante en un monedero y cuando la realidad es tan tangible ¡a otro con ese cuento!
Ahora sí que largó todo y el corazón late a coro con la paz que logró sin el más mínimo decoro.
Usó las palabras justas, sin eufemismos ni sinónimos, sin rebusques ni antónimos.
¿Quedó bien? ¡Qué le importa! Si lo que está escribiendo no es una carta de recomendación sino más bien una panorámica en acción. Ya estuvo bueno el tema de tanta interpretación y ahora le tocó cantar más afinada que nunca la canción del sanseacabó.
Nunca le salió tan redondo, el escrito parece una moneda, eso sí, de una sola cara porque no dejó resquicio por donde pueda filtrarse una respuesta.
Se permitió escupir sin asco en el medio de la calle conservando la cintura y salteando algún que otro detalle, como para no herir susceptibilidades.
Fue orgásmico el desfile de improperios, un dominó de carcajadas a teatro lleno, una cerrada de puerta en los dedos, un choque sin ilesos, una media vuelta a puro taco y pelo suelto.
Tiene con qué y lo sabe, a Ella no le gana nadie en sustancia y para hacerle frente y amedrentarla ¡vaya que hacen falta más que unas cuantas palabras!

Escrito el 24 de Marzo de 2012

Sedienta soledad

Le toca en estos tiempos un rato de silencio, horas de estar sola y largos días de camino en la vastedad del infinito.
Confía en lo que hay porque se tiene a sí misma frente al espejo, con las manos a los costados del cuerpo, los ojos sin pintar, el pelo sin atar y la mirada centrada en la figura que ahí está.
Camina alerta y tranquila hacia la conciencia, sin luchar y aceptando sin juzgar.
En el fondo sabe, sabe y no dice, de eso no quiere hablar, pero cuando habla cambia, y como cambia, lo que dice carece de sustancia, por eso lo larga, por eso no le da importancia.
Lo que no dice es lo que tiene sustento, es su secreto y no lo cuenta porque a las palabras siempre se las lleva el viento.
Todo esto lleva un proceso, una demora parsimoniosa, una amansadora, un sacar los pies del barro y observar desde el costado, orillando.
Feliz de estar en donde está, de ser lo que es, de saber lo que no quiere, de decir sí o no y de bajar en cualquier estación. Libre de soltar a quien no viene a sumar y de alejarse de quien quiere molestar.
Lo que sigue no lo sabe, ni quiere enterarse. Prefiere dejar que la sorprenda y la encuentre, para desencontrarse y asombrarse, armarse y desintegrarse. Sabe que no se termina nunca y que entre sorbos hay un rato más.

Se fueron para no llegar.
Partieron para dejar.
Vienen a ver si está.
Levanta anclas y se va.

Escrito el 23 de Marzo de 2012

Cerrar con suavidad

Hay mil maneras de cerrar una puerta, como hay mil maneras de cerrar una historia y otras tantas de batirse en retirada hacia la gloria.
Hoy, entre un té guindas y otro de jazmín, descubrió la manera de hacer gráfica su forma, para que la entienda el que tiene oídos para escuchar o para plantar la semilla en aquel que todavía tiene la tierra sin arar.
Ella siempre dibuja con las manos lo que dice, como un mudo hace letras con los dedos, ella pinta un cuadro con la escena de lo que cuenta.
Hace unas semanas atrás y junto a un revuelo de palabras mal interpretado, creyó que había cerrado, pero no, porque cuando se cierra una puerta con enojo y con dolor, se cierra de golpe y la misma fuerza que la cierra la vuelve a abrir, mostrándole que así no, que tiene que tomar la decisión cuando el fuego se apagó, cuando el hambre se sació, cuando la ira se aplacó y la lucha se rindió.

Cerrar algo despacio
es darle tiempo a las cosas para que ocupen su espacio,
cerrar algo despacio
es llevar al boxeador al rincón con los brazos a los costados…

Escrito el 22 de Marzo de 2012

Gusto a falta de inteligencia

En la bandeja el té, infaltable, y frente a Ella, infaltable también, baila el humo del primer cigarrillo del relato.
Hoy a la tarde tuvo un encuentro que le llenó la boca del gusto que tiene la estupidez, la ignorancia ajena y la falta de tacto y no pudo menos que vomitar lo que sentía en el acto. Por ahí hizo una breve aparición la venganza, pero prefirió no usarla. No porque no deba, sino por una cuestión de ida y vuelta y porque la vida se encarga de todo, y porque su arma más certera es la paciencia.
Soltó hace rato y no espera inteligencia y mucho menos intelecto del otro lado ¡pero hoy sí que le bailaban en el hombro los diablos! y el gusto a asco le tuvo toda la tarde el corazón en un solo sobresalto.

Tranquila ya y lejos de candingas, prende el quinto cigarrillo del relato, mientras imperceptible, se le dibuja una sonrisa en la comisura de los labios…

Con Ella, sólo un loco se atrevería,
pero él fue osado,
se creyó el cuento de que era distraída
y le salió caro.

Escrito el 20 de Marzo de 2012

Un hastío simpático

No fue un día agitado el de hoy, pero recién llega y es algo tarde. La casa está como le gusta a Ella, vacía y silenciosa. El perro la recibe mirándola a los ojos y pidiéndole salir, le abre y cierra con llave. Se saca las botas, se desabrocha el cinturón, deja la cartera en la mesada y trata de vaciarla, a esta hora del día pesa como una tonelada.
Se demora haciendo un par de llamadas y todavía tiene que bañarse, pero el teclado no puede esperar y se sienta. Falta el té, será después.
Prende el cuarto cigarrillo y en los segundos en que tarda en cruzarse de piernas, ya está adentro, mirando lo que baila entre sus dedos.
No puede menos que sonreír. Hoy fue un día lleno de sorpresas, lleno de ser como es, lleno de idas y venidas, lleno de ciruelas, lleno de papas fritas, lleno de risas, lleno del más puro cansancio y del más puro placer.
Tendida cuan larga es entre sus almohadones, busca a tientas el cenicero y apaga el cigarrillo.
Es que el día no confluye en su cosmos hasta que se sacude de todo y de todos, hasta que, consciente de haber vivido en cada segundo cada suspiro, abre las manos y suelta, dejando que el sol evapore a cada uno y a cada cosa lejos de su agua y lejos de su rosa.

(Lo que pasó hoy, es imposible de deshacer
Y si fuera posible, ¿para qué?)

Escrito el 18 de Marzo de 2012




Ni tratando

Hace calor todavía y aunque el sol se esté poniendo y la brisa le ponga empeño, sus escalones siguen calientes y no puede ni tan siquiera pisar el primero. Por eso decide quedarse adentro, entre sus almohadones, con la vista perdida en el lento ondular isleño que danzan sus cortinas, su lámpara y sus pañuelos.
Sigue teniendo mil cosas entre los dedos, sigue encontrando cartas que se escaparon del fuego, sigue con las mandíbulas apretadas y dos imborrables rayas en el entrecejo. Sigue y sigue, sin saber adónde va, sin tener con quien jugar y sin otro par de manos que la ayuden a remar.
Se quedó sin fuerzas y por eso tan solo se deja y confía, y trata sin tratar e intenta soltar y dejar de masticar para tragar y respirar…
No hay aliento ya, ni resto. Está abajo, en el fondo, en cero, con sus tacos guardados y sus uñas extrañando el color negro.
Sabe que todo viene para dejar y que depende de ella aceptar o luchar. Pero hay fantasmas que no se alejan, hilos que no se cortan y caras que no se van.

Se pregunta si es ella la que los retiene y la respuesta, rápida y certera, le pega de lleno en el pecho, dejándola tendida en el suelo, mirando el cielo, con los brazos abiertos
… y los anteojos puestos…

Escrito el 5 de Enero de 2012



31 de marzo de 2012

Abriendo

Se abre, se muestra, cuenta y gesticula, por momentos se le hace un nudo en la garganta pero logra detener las lágrimas y sigue, es Ella, aunque no sea su lugar y aunque a su espalda haya una ventana, es Ella, que siempre se sienta contra la pared y con las luces apagadas.
En algún momento la periferia se desvanece, desaparecen la mesa, las sillas, y el tiempo y Ella con el alma desnuda va abriendo el espacio y con los dedos disolviendo las sombras, mientras flotan en el aire y entre el humo de varios cigarrillos, dos tazas de té.
El pasado es un puente ya derribado, el futuro es el más puro misterio y el presente es esto que está pasando:
Ella gesticulando y siendo, vacía y abierta
Él… él sólo la está mirando, y piensa…

Escrito el 21 de Setiembre de 2011

11 de marzo de 2012

Adentro

No es tan tarde, pero tiene sueño y algo de frío. El otoño está llevándose las hojas de los árboles hacia el olvido, teñidas de naranjas y amarillos, mientras el sol pasa tendido, haciendo la noche más larga, más oscura y helada, más llena de sombras y de alivio.
Se encierra, se esconde a los ojos del mundo y prende un cigarrillo. No hay ruido, ni voces y mientras adentro calla el silencio, serena recorre su abismo.
Camina en lento equilibrio sobre la soga que cuelga entre aquí y allá, sus brazos hacen de alas sin volar y su espalda, ligera de equipaje, le hace suelto el andar.
Mira en donde no hay nada que mirar y sus pies descalzos se acomodan en el espacio que hay entre el talón y algún otro lugar.
No le importa saber, ni entender, ni explicar, ni pensar, ni justificar, ni encontrar, ni tirar, ni soltar. No le importan ni la realidad ni los demás. Lo único que le importa es que no le importa porque está sin estar…
El fuego de la estufa la acompaña sin palabras, igual que la acompaña la soledad, toda risa y toda lágrima.

Se acercan las noches eternas y el vicio de las letras.
Se acercan las cortinas cerradas y la periferia desterrada.
Se acerca el invierno y la oscuridad más luminosa del alma.

Dos semáforos en rojo

Había muchos finales para esta historia, pero la vida eligió uno,
y, como si los segundos hubieran sido cronometrados,
dos semáforos en rojo hicieron lo impensado.

Ella no dibuja planes en la arena, pero son sagradas la paciencia y la espera y por eso se toma sus tiempos, como se toma su tiempo su rosa en abrir, la tormenta en llegar, la luna en llenarse y el sol en salir.
A veces suele sentir que ya está, pero después se da cuenta de que no es así, y se halla otra vez tratando de sacar a flote la balsa en la que tiene metidos los pies, hasta que de tanto aliento se abre más el agujero y con el agua hasta el cuello deja que todo se hunda y suelta los remos…

Hoy la barca se fue al fondo del río
y a los remos se los llevó el recuerdo, de la mano del olvido
y con ellos dos semáforos en rojo y un saludo aturdido
y en la última página del libro
la sonrisa de Ella, bella firma de no haber perdido…

21 de febrero de 2012

De espaldas a la pared

Es tan tarde que no sabe qué hora es, se esfumó en la distancia la forma del tiempo y se le dibujaron para siempre las suaves caricias que todavía siente en la piel.
Ya se terminó el té y el cenicero está lleno de sentimientos que Ella no logra comprender.
Descansa descalza de espaldas a la pared, las luces apagadas, la madera oscura, la alfombra gastada, los almohadones anaranjados, los cinco escalones blancos, los anteojos negros, los labios húmedos, los tacos guardados y, siendo cómplices de lo que siente y fieles testigos de lo que no entiende, sus manos

casi quietas sobre el teclado…

Escrito el 14 de Octubre de 2011

Debería

Si hay una palabra que Ella no tiene en su vocabulario es “debería”, porque huele a tradición, falsedad, mandato, ilógica, incoherencia e imposición.
Podrán tildarla de loca, de egocéntrica, de ingrata, de caprichosa y hasta de orgullosa, pero no le importa.
Ha tenido que dar explicaciones pero no son justificaciones, porque cuando está con la espalda apoyada en la pared, casi a oscuras, descalza y sola y palpando la simpleza de lo que siente, no necesita justificar nada, sólo sonríe o llora…
La verdad está adentro y es una sola y por más que la mire por donde la mire es transparente, limpia y no tiene cola.
Es que cuando no hay máscaras ni vestidos, es cuando el espejo le devuelve la mirada sin juzgarla y es por eso que aunque huelguen las explicaciones, a veces, sólo a veces, suele darlas.

Escrito el 22 de Diciembre de 2011

Amenazas

No es fácil poner en palabras los sentimientos, pero hoy sin darse cuenta y sin aviso logró ensartarlos uno a uno como si fueran las perlas de un collar y sintió como la ira, la locura, la agonía, el desgaste, las lágrimas, la confusión, la incredulidad, la estupidez, la confianza, la paciencia, el silencio, el dolor, la venganza y la muerte salieron como un torrente de sangre de su boca.
No sabe lo que viene pero se arrancó del alma los cuidados, la consideración, la medida, el aplomo, el apoyo y la calma porque ya no da más. No le importa nada, ni a quien lastima, ni quien está al lado, ni la justicia, ni lo divino, ni el diablo... ¡nada!
Hoy está en una encrucijada en donde elegir es más que difícil, porque se le terminaron los plazos, porque ya no tiene tiempo y no encuentra ni tan siquiera un resquicio por donde respirar.

Está acorralada
A oscuras
En el abismo
Y es un peligro…

Escrito el 24 de Noviembre de 2011

Y más

Hay mil papeles en su escritorio y todos sin terminar, también hay mil cosas que redondear y otras tantas que cerrar y entre sus carpetas esperan con paciencia oraciones inconclusas, palabras sin tildar, frases que no logra rimar, finales que tiene que cambiar y títulos que sí o sí tiene que acordar.
Está todo de cabeza, pero veía venir la tormenta, había demasiada calma en la superficie y los grises la saturaron, al punto de barrer las cartas de un solo manotazo.
Pronto van a ser ocho años, el tiempo que se tardó en aprender a torcer, el tiempo que se tardó en estar alerta, el tiempo que se tardó en vaciarse, el mismo tiempo que se tardó en abrir los ojos y despertarse.

Irónicamente se está durmiendo
pero sus dedos se deslizan silenciosos sobre el teclado,
como se deslizan silenciosos los ojos verdes que añoran,
la piel ardiente que llora
y el corazón que late lento
esperando al amado que se demora…

Escrito el 11 de Febrero de 2012

Acomodando el carro

Hace tiempo que siente que se acerca el final, ese final tan anunciado, ese mismo que dice que terminó el mismo día que empezó, aunque siga pasando.
Sabía, siempre lo supo, pero en ese segundo se le mezclaron la angustia del desprendimiento, la certeza de lo que le dijeron las tripas hace meses y lo que le susurra al oído la vida, cuando la verdad se convierte en palabras y se la deja enredada en el pelo, la brisa.
Hubo un momento de quiebre, un sacudón que la desacomodó, y con el corazón detenido junto a las ruedas del carro se miró las manos y entre lágrimas, las vio llenas de astillas y de barro.
Ya no se tarda años en darse cuenta, ahora se limpia en los pantalones la sangre y se agacha para agarrar de vuelta las riendas y seguir tirando.
Esta es su vida, así, sin mapa, es lo que Ella siente, es lo que no quiere cambiar, es lo que ama, es lo que escribe, es lo que hace, es tirarse sin paracaídas, es lo que la mantiene vacía, es la espera sin esperar, es saber sin saber…

Es confirmar que la lógica está llena de palabras
y que los sentimientos y la paciencia, no tienen ni una sola letra…

Escrito el 17 de Febrero de 2012

18 de febrero de 2012

Ya no

Recién llega y ya se sacó las botas. Café, silencio, cortinas corridas, almohadones y la espalda apoyada en la pared.
Prende el tercer cigarrillo de esta última media hora. El ritual la centra, la hace lúcida, le despeja los ojos y la calma, mientras de las tripas le sale lo que siente y sobre el teclado los dedos cantan.
Ya está, ya cerró. Dos palabras y un signo de interrogación la sacaron de contexto y ¡ya no!
No soporta el sarcasmo, la ironía y el aire sobrador, son cosas que no practica, herramientas que no usa y formas que no acepta ni comparte.
No hay explicación posible, y si la hubiera, no quiere escucharla porque de sus ojos no se borran las palabras ni amaina el ardor que siente en el alma.
Queda lo que vio, lo que aprendió, lo que escuchó y lo que sintió.

Queda el saber que ya no…