30 de enero de 2023

Entre Ella y yo

Hace mucho que no merodeo las letras a esta hora, pero se me acercó sigilosa y risueña la impúdica y etérea Ella, pidiéndome sin palabras que la acompañara a su espacio de escalones gastados y arena.
Seguirla me desnuda de lo terrenal, cada paso que me acerca a su lugar me limpia el sabor del mundo de la piel y me viste de mí misma.
Pisar su arena dulce y tibia y sentarme en uno de sus cinco escalones me dinamiza, eternizándome en el infinito viaje al centro de mi esencia.
Ella mora en mí, es mi alma gemela, mi loba, mi guardiana, mi eterna.
Ella soy yo. Yo misma sin este traje y desnuda de caretas.
Y como Ella soy yo en mi más profunda esencia, decidí cortar las sogas del puente que me lleva a ese lugar mágico, y acercarme, sin ningún tipo de interferencia, a la mujer que soy, alejándome para siempre de la que dibujé sin darme cuenta.

25 de enero de 2023

No sé

Casi la una de la mañana y no estoy cansada ni tengo puesto el pijama. Hay un té en el escritorio y les cuento que uno de mis laderos estuvo hasta hace un rato paseándose entre mis labios.
No sé qué me trajo a estas letras, no sé qué va a pasar ni qué voy a hacer.
Hoy y a esta hora todo es un signo de interrogación que no tengo ganas de responder porque no quiero saber y porque aprendí que lo que pueda llegar a elucubrar tiene poca posibilidad de convertirse en realidad.
Puede que le haya encontrado la vuelta y ya no esté entrando en el bucle de los divagues mentales, pero es raro verme así, tan tranquila, con los pensamientos a velocidad crucero.
No sé, realmente hoy no sé y creo que mañana tampoco voy a saber porque ¿quién sabe? La vida es impredecible, mi vida por lo menos, no sé la de ustedes, pero la mía no sé de qué va. 
Nunca sé, y aunque un millón de veces haya pensado que sí poniendo las cosas en la línea de largada y diciéndoles que salgan, todas hicieron siempre lo que se les dio la gana.

19 de enero de 2023

Entrecortada

No encuentro el lugar, no me encuentro, me obligo. Paso de una letra a otra y ninguna tiene sentido. Me quiero eyectar de los imposibles, de las alucinaciones, de los divagues, de los sinsentidos y de esta resma de relatos que tengo ganas de incendiar.
Involuciono, desarmo, busco. Intitulo espacios. Me siento en otro lado. Cambio café por té. Prendo ruidos. Miro por la ventana. Espero.
¿Se tratará esto de una simple espera o tendré que dejar de tratar?
Se me hace lejos el lugar al que voy y me desesperan canas y ya medio siglo, por eso me detengo en cada paso y miro, pero nada, no hay nada más que nada, es como que no existo.
Le cedo el lugar a la hoja en blanco y a este conocido pánico y me aparto del teclado.
Hoy me encuentro impaciente, imposible, enojada con la pantalla y también conmigo.

Espejos

Cuando leí que lo único que hay al final del camino es un espejo, decidí hacer el ejercicio y, como si fuera mi último momento, miré mi reflejo.
Si hoy me fuera recordaría mi historia con una sonrisa y me diría que hice todo lo que quise, que no me arrepiento ni me avergüenzo de nada, que siempre fui la oveja negra de la familia, que no tengo a ese dios del que todos hablan porque entiendo a dios de otra manera, ni patria porque en la tierra real no existen los límites ni las fronteras.
La verdad es que si en un rato yo me fuera empañaría con mi último aliento el espejo y me daría un beso.

 

16 de enero de 2023

La verdad

Duele decirse la verdad. Duele reconocerse desde el otro, desde lo otro, desde el reflejo.
No hay nada más doloroso ni más liberador que mirar para atrás y sentir que amé, que fallé, que hice mías sendas que no lo eran y que construí muy cerca de las olas grandes castillos de arena.
Hoy no soy la que fui e intuyo que tampoco la que voy a ser, lo cual no me deja tranquila pero sí me incentiva a seguir indagando y hurgando en los recovecos más remotos de mi historia, en cada caja de mi altillo, en cada foto grabada en mi mente y en cada aviso que hubo antes de cada tormenta.
Duele decirme la verdad y reconocer en estas letras que mucho me lo tengo que explicar de otra manera, así como sentada en el cordón más bajito de la vereda y quedando mal conmigo misma aunque todos me vean.
La verdad señores es que me he estado mintiendo y también que me estoy riendo.
Sepan que es una “bizarrada” que las cosas no tengan sentido y a la vez encajen perfecto.

10 de enero de 2023

Cuestión que

Son casi las dos de la mañana y estoy incómoda, fuera de eso huelga el contexto.
Me preguntaba hace un rato, después de una conversación mal barajada, si es la época, la educación o la falta de ella, la cultura, la cuna, las maneras, la crianza o la rapidez con que se mueve todo lo que hace que mucha gente actúe como si tuviera el permiso implícito del “vale todo porque se acaba el mundo”.
¿En serio hay que saltarse los modos?
¿Qué parte me perdí?
¿Esta gente viene así de fábrica o aprende mientras crece?
Y acá podría explayarme y filosofar hasta el hartazgo, pero igual que otras veces no quiero, no tengo ganas, ya bastante con que sean la chispa que enciende estas letras.
En fin, de todas formas y para no darle a esto más importancia de la que tiene y también para variar, solo me voy a hacer cargo de mi “quisquillocidad”.