9 de octubre de 2011

Sol lejano

Hay un sol lejano, desconocido y cálido que hace días le dibuja una sonrisa tierna y suave en los labios, mientras con cautela le abre el corazón, los ojos, el alma y las manos.
Le llegan las caricias escondidas en la brisa y el mismo cielo azul que los mira le cuenta que está cerca y que no hay prisa, porque por delante tienen toda la vida.
Los susurros, apenas perceptibles, resuenan en sus oídos como una maravillosa y acompasada melodía, mientras las letras se unen para escribir con lágrimas algunas palabras, dejando una huella imborrable de sal en la distancia.

Un cubo mágico descansa entre naranjas
camino al sol,
mientras ellos esperan con ansia
que encastre el último color…

7 de octubre de 2011

Y acá está

Se siente aplastada y desorientada, hay un monstruo inmenso y silencioso que la acosa, la acobarda, la acorrala y le retuerce en la boca del estómago un puño de fuego ardiente que por más que cruce los brazos y apriete, el dolor sube hasta cerrarle la garganta y la vence.
Es que el día la pilló de sorpresa y la descentró, desarticulándola, por eso en un momento creyó haber perdido u olvidado algo, cuando en realidad es Ella la que está perdida por haberse olvidado en algún lado.
No hace frío afuera pero tiene el frío adentro, un frío que la persigue y la entumece, al punto de apenas escuchar los susurros que a deshora, le hacen trizas los dedos, en cada letra que llora.
Es tarde y el día ya no está, pero el vacío que siente la sigue, y le canta al oído silencios que Ella tarda en deletrear.

Cuando todo se oscurece y nada es lo que parece,
es cuando cae en la cuenta de que las sombras nunca se desvanecen.
Por eso tiene a veces estos días…

…pero es sólo a veces…

6 de octubre de 2011

Sus padres

Hace muchos años que cortó el cordón, pero hace pocos que logró pararse y ver desde otro lado a sus padres, como personas y más allá del lazo de sangre.
Le costó menos que verse a ella misma, pero fue casi igual de doloroso. Defectos y virtudes, pero frustración, desesperación, preocupación, decepción y tensión permanente son las nubes que sobrevuelan sus cabezas por elección.
Hasta ayer ha tratado de hacerles entender que mirar para afuera no es la mejor idea, sí la menos dolorosa, pero no la mejor. Que escupir dolores propios en la cara de Ella y no hacerse cargo es una pena y que mancillar su alma con palabras a veces la envenena.

Pero fue hasta ayer, porque después de lo que pasó, paró en seco el carro y decidió pasar por otro lado…

1 de octubre de 2011

Aferrado

Hoy hay algo de sol y descalza siente que sus escalones apenas tibios la invitan a sentarse. Apoya las manos a los costados y cierra los ojos, silencio y equilibrio famoso.
Sigue con la intriga de hace días, pero hoy no hay lágrimas y sí una dulce huella salada que le cuenta que la verdad está cerca, tan cerca que le hunde el estómago y la obliga a respirar profundo para así evitar el sofoco.
Tiene que quedarse adentro, quieta, alerta, consciente y tranquila para poder ver y sentir al otro; entonces lo mira y cuando lo toca se materializa entre sus dedos la tristeza, el dolor y la amarga sensación de haber llegado a algún lugar y no saber bien qué hacer ni en donde está.
Es que la vida se olvidó de pasar por su escritorio a buscar el recorrido y sus sueños se hicieron añicos, por eso se siente perdido, pero es un hombre obstinado y Ella ve que sigue aferrándose con fuerza al último peldaño del pasado…

Entonces se levanta y entra, mientras él se cierra.
Sabe que no es su tiempo,
como sabe que cerrarse
 no atrapa lo que ya se ha ido