13 de diciembre de 2021

Furibunda

Son las cinco de la tarde y sé que es una hora rara para escribir, pero una catarata de “pensaciones” y un comentario que recibí son los responsables de que esté en zapatillas, sentada al lado de la ventana y con las uñas pintadas de blanco disimulando los puños apretados.
No puedo siquiera imaginar el criterio que usa una persona, allegada a mí por cierto, para hacer comentarios tan poco felices y tan fuera de contexto, la verdad es que a pesar de tener herramientas para tapar este tipo de agujeros, hoy no tengo ganas porque ya estoy cansada de toda esta porquería ajena vomitada sin ningún tipo de permiso ni disculpa sobre cualquiera ¡harta!
¿Puedo entender estos comentarios? Si, sin duda alguna puedo entenderlos, justificarlos y hasta ignorarlos, pero ¿saben qué? siguen doliendo, siguen estando en el aire y sobre todo siguen siendo una mierda con todas las letras.