8 de abril de 2012

Es un no

Los dedos están tan inquietos que se le escapan de las manos, la mente es un torbellino que la atormenta y el cuerpo un ente aletargado. Ella intenta por todos los medios no hacerle caso, pero un mono parloteando sin cesar en su cerebro es como un pájaro carpintero haciendo un interminable agujero.
Escucha que las tripas le hablan claro y sus dedos dejan de moverse y sus pensamientos, ofendidos, se alejan por un rato. Sólo un rato porque después arremeten los muy corsarios, como si el reto fuera voltearla de cabeza y hacerle perder el temple que logra día a día a los arañazos.
¡No! es lo que escucha, es lo que le grita su voz y se frena, a un milímetro de la locura, a nada de golpear la primera ficha del dominó, a sólo un suspiro de que todo se desbande y las cosas desbarranquen.
Es obediente pero ¡le cuesta tanto! Le pesa como un ancla en el cuello esto de detenerse, de callarse, de ser paciente.

El precio está siendo caro y el gusto… el gusto, más que amargo…

Escrito el 3 de Abril de 2012

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

No son los obedientes, sino los desobedientes los que decimos que NO.