8 de abril de 2012

Una Señora

Ayer fue un día de esos que empiezan y tardan una eternidad en terminar, y más, cuando desde temprano la sacuden con un latigazo desde atrás.
Sabe que en la vida hay diversidad, pero entre lo que necesita y lo no tanto, justo se vino a topar con alguien, que por equivocación o asalto, se le metió en el carro y le alborotó el establo.
El sentirse maltratada sin motivo corrió por su sangre ya cansada y no pudo más que gritar y llorar durante toda la mañana, porque su interlocutor en este caso, es un hombre que nació sin luces y vive de contrabando, e hizo que Ella perdiera el temple por un rato.
Se salvó del zarpazo el muy filibustero en este sainete, pero en el cuello tiene la estocada de muerte, ahí, justo ahí, en donde sólo se ve el mango del estilete.
Y así como Ella no perdona las ofensas, tampoco se olvida ni se venga. Sólo se sienta, con paciencia y espera…

Escrito el 5 de Abril de 2012

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Qué lindo ser Señora y perder el temple.