30 de marzo de 2014

Inventos

Hace mucho y a desgano caí en la cuenta de que está todo inventado. Que me miran de soslayo sustantivos ya hallados y adjetivos que tratan de pintar aquello que no va a ser posible de “adjetivar” ni en un millón de años.
Giran a destiempo en mi cabeza piezas de un gran rompecabezas. Hay papeles en la alfombra, palabras que sobran, garabatos en el aire y entre mis pasos y mis manos el más difícil y arduo trabajo yace plácido entre volutas de cigarro.
Entre condicionales rimamos y arrimamos. Ella y yo. Otros aparecen a veces,  aunque nosotras, siempre, no entendamos eso de escribir desde la abstracción.
Tiempos, tiempo, alejamiento. A las rápidas, una pensada, imaginada, sentida, apenas esbozada, pero cierta y nítida definición aparece dibujada.
Es que la historia nunca termina, se recicla. Se desnuda, se esconde, viaja oscura, se confunde, nos derrumba en la penumbra, aparece en la esquina y desanima. Porque si miro la vida me la pierdo y si la escribo se escurre entre mis dedos como el tiempo. Pero está acá, justo acá, en este mismo lugar y es lo que hay.
Cada minuto que pasa es una anécdota en la espalda, una brasa que se apaga, la magia solapada de la realidad inventada y un chiste único que sucede y precede en sólo un infinitesimal segundo a la última carcajada.

18 de marzo de 2014

Backup

Estoy parada al borde del camino. Tengo las manos en los bolsillos, el pelo recogido, alpargatas, un solo anillo, maquillaje cero, entre las manos un par de aperos y desde la banquina me “relojeo” de cara al viento.
Poco a poco están volviendo a mí mis tiempos. Siento que al apagar las luces del escenario, la sala se fue vaciando mientras el paisaje fue desdibujando en este último tramo todo rastro de hastío y una larga historia de cansancio.
Ansiaba detenerme y destilar uno a uno los minutos hasta verlos diluirse despaciosos ante mis ojos, como me urgía bailar y tocar a mi antojo el millón de corcheas que forman mi orquesta.
Pero sobre todas las cosas necesitaba no esperar hasta la noche para bajarme de los tacos, desnudarme y vagabundearme sin prisas, indecorosa y eternamente yo misma.

10 de marzo de 2014

Un significativo

Hoy estoy en esos días en los que le busco significado a algunas cosas que no deberían significar nada, pero que sin embargo me pican y por eso decidí detenerme para verme y rascarme en detalle.
Aparecí al instante, en cuclillas buscando algo y en un lugar que no puedo describir muy bien. La cuestión es que estoy a gatas, como no queriendo, buscando algo que no tendría que buscar.
Sensación extraña si la hay.
Soy honesta: más preguntas que respuestas. Y debe ser por eso que se me dio por cavilar mientras el mundo se mueve como siempre a mi alrededor y yo permanezco ajena, en forma más que clara, cortada, silenciosa y buscando (insisto con la palabra) algo que no logro encontrar.
Le doy vueltas a la cosa, tal parece que demasiado, pero soy “insistidora” como no hay otra y cuanto más llena de nudos está la soga, más paciencia me brota.
Ya no me asusta que mi silencio hable solo ni que mis ojos se hagan impenetrables llevándose hondo el parloteo interno y tornándome infranqueable.
Me permito, en días como hoy, que todo desaparezca en donde termino yo.

Creo que voy a seguir buscando hasta encontrar el significado
y también voy a dejar la puerta abierta
 para dejar de buscar
 cuando yo quiera.
Tal vez me tarde para siempre
en deshacer uno a uno los nudos de la soga
pero eso ahora, justamente ahora,
no es lo que me importa.