28 de agosto de 2014

Hoja

Y como hoja al viento acelero y freno, hablo y hago silencio, camino y me siento.
Voy, sé que voy yendo y también sé el lugar concreto, pero los artilugios que está usando el destino por momentos me enloquecen hasta el desconcierto.
Me cuesta fluir con mi río, me cuesta mantenerme a flote cuando el agua es un menudo jaleo y cuando siento que en el esfuerzo se me va el aliento y el corazón me patea el pecho.
No resulta tan fácil soltar, en eso no me puedo mentir. Lo único que sé es que tuve la lucidez de darme un tiempo y hacerme un espacio para volver a caber dentro de mí.
Por eso creo que sólo me repito en la paciencia, en la espera y en la consecuencia de las cosas nuevas y, aun sabiendo que siempre van a estar, lucho por absolverme de las viejas.
Nada es igual, nunca nada es igual.
La vida no es predecible ni lógica y menos que menos, lineal.


26 de agosto de 2014

Deuda

El sol la hace salir de su espacio y descalza como siempre se apoya de costado en la baranda. A unos pasos se encuentra parada su vida que sin acercarse de lejos la atisba.
Hoy Ella salió para enfrentarla y seria como nunca le dice que ya está harta de comprenderla y buscarle la vuelta. Quiere que le diga que lo siente, que se equivocó y que no merecía tanto aunque pudiera manejarlo.
La vida mira el piso. Ella tiene razón, algunas cosas se le escaparon de las manos y la lastimó. Sabe que está cansada de entender las consecuencias y justificar con explicaciones tanto artero latigazo que aguantó y los altos peajes que pagó. Por eso se mantiene a distancia, distancia que Ella al bajar los escalones logra acortar mientras cual dos puñales sin compasión sus ojos verdes le exigen más que una disculpa, más que perdón.

18 de agosto de 2014

Hoy

Es tarde y el día no quiere acostarse. Por eso estas letras, mi única manera de tirar al vacío tantas lágrimas, tantos dolores y más miedos de los que puedo contarte.
Va a ser éste un día difícil de olvidar, un día que rondará y rondará hasta que alguna palabra, algún gesto, algo, lo que sea, se lo lleve y no me lo traiga más. Y aunque siempre digo que la soledad y el silencio son mi refugio, hoy no fue el caso y caminé descalza los fuegos de mi propio infierno, fumé más de lo imaginado y ya casi pisando las tres de la mañana sigo tratando de exorcizar esta sensación de ardor eterno y este maldito gusto a terror y hiel que siento en la boca desde toda mi historia.
Cosas mías, cosas que espero el sueño algún día aparte de mi camino y nunca más se levanten conmigo.

Medio siglo

Mis sienes ya se están pintando de blanco, casi medio siglo de respiros registran mis tacos, casi medio siglo de agua pasó ya por mis manos.
Parece mucho cuando lo escribo y ni hablar cuando lo digo, por eso hoy se me ocurrió hacer un repaso y charlar con el espejo un rato. Fue generoso conmigo al no mencionar ni una arruga, eso sí, cuando posó sus ojos del cuello para abajo cantó como un canario y es que otra historia cuenta mi cuerpo y eso no puedo negarlo.
Sigo la recorrida y subo a mi desván interno, a ese lugar al que sólo yo accedo y, salteándome los últimos dos peldaños, entro. A paso lento recorro la foto estática de mi pasado. Todo está guardado y aunque de seguro alguna cosa se ha traspapelado, nada se ha perdido y todo se encuentra intacto, sin embargo llama mi atención el que muchos de mis amargos suspiros, que el tiempo sabio se ha encargado de arrear mansamente al desván del olvido, hoy sean sólo risueños recuerdos dormidos.
Al fin doy la vuelta y salgo, y, mientras pienso en los casi cincuenta años, mis manos buscan los bolsillos del saco y una sonrisa suave besa mis labios.