25 de mayo de 2012

Abúlica

Son casi las cinco de la tarde, una hora rara para escribir, rara en Ella que escribe cuando ya todo el mundo se fue a dormir.
Tiene algo entre los dedos pero se siente apática y abúlica y a pesar de que está al borde, acariciando la primera ficha del dominó, su desgano es tan grande que roza el inconsciente.
Todavía está en pie pero no sabe cómo, frenada pero andando discurre en lo estanco y nada en lo seco.
Con una incoherencia absoluta se esconde en el luto ajena al mundo, vecina de nadie, descalza y oscura.
El centro, diluido y discordante, no escucha, no ve y no siente.
Anestesia y coma profundo.
¿Interrogantes? Ninguno

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Suele suceder esto luego de tanta risa. Es bueno. Y tu post también.