2 de mayo de 2012

No es

Hace un tiempo decidió que no negocia ciertas cosas, son sólo un puñado, casi menos que los dedos de una mano.
¿Por qué no negocia? Porque entendió que hacer una transacción cuando de esas pocas cosas no se cumple ninguna es tan riesgoso como poner billetes en una licuadora, pura pérdida, pura lucha, algo así como tratar de encajar un círculo en un cuadrado, por más fuerza y buena voluntad que le ponga cuando hay cosas que no van, no van.
Puede darle vueltas al asunto y tratar pero ¿a qué costo? Y sobre todo ¿está dispuesta a pagar?
La respuesta como siempre surge clara de su centro y aunque por ahí en algún momento tambaleé, el NO es tan grande que igual hace pie.
No quiere pagar el precio, no quiere luchar, no quiere negociar, no está dispuesta a perder tiempo, no quiere ceder espacio, no tiene ganas de andar de acá para allá, no quiere entender porqué ni va a deambular esperando que el cubo encaje en el redondel. ¡No señor! O las piezas encastran de entrada o tira el rompecabezas junto con la caja.
Y sí, estamos hablando de limpieza y Ella es una maestra, es que ya tiró y quemó tanto que prender un fuego, subir cosas al auto o meter todo en un pozo no le cuesta ni una gota de cansancio y encima cada vez es menos complicado.