14 de junio de 2011

Nunca es tarde

El nombre le llama la atención, después de varios días algo le empieza a hacer ruido y recién ahora se da cuenta de lo que es.
Se levanta de la alfombra con el ceño fruncido, los labios apretados y las mandíbulas tensas; Ella lo vivió como un momento raro y distinto pero ahora se le mostró claro, y no lo puede creer, porque se quedó con lo que le había provocado y ni se le ocurrió cruzarse a la otra vereda y verlo desde el otro lado.
Está enojada, no le gusta nada lo que pasó, la jugada no fue limpia, estaba sucia desde el principio y eso la enajena.
Está escribiendo despacio pero no puede contener la rabia. Confía en ella, pero sabe que de otro puede esperar cualquier cosa, y de todas formas le lleva tiempo darse cuenta, necesita digerir, apartarse y sosegarse para que la imagen se le dibuje nítida y pueda ver el cuadro entero.
Algo había en el ambiente que no encastraba y no logró descifrarlo hasta hoy. Tuvo que cruzarse, darse vuelta y verlo desde otro ángulo. Lo había dejado ya, como algo que pasó y se fue, pero le sonaba una campana…

Siniestro es la palabra
sucia fue la jugada
y no es venganza,
pero el que las hace…
¡el que las hace las paga!

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