El lugar se ilumina con sonrisas, y, palabras más, palabras menos se muestran las cartas. Están jugando el mismo juego, al menos eso parece.
Ella es paciente y sabe lo que quiere y lo deja en claro, ya no tiene edad para complicaciones y malos ratos.
Es transparente el aire que los separa, y nada más osado que hablar sin reparos, pero se entienden y eso a Ella la deja tranquila porque no va a cambiar su esencia, no quiere, aunque a veces resulte grosera como una camionera.
Se miran, se están estudiando hace rato y entre sonrisas y café ya no quedan más preguntas que hacer.
Se ríen, se abrazan, se separan
se vuelven a abrazar
(esto recién está por empezar…)
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