3 de junio de 2011

Algo que estaba flotando

Es de noche, son más de las dos de la mañana. Recién se termina de bañar y está inquieta y no puede dejar de fumar, algo se salió de lugar, o no, todavía no le queda claro.
Tiene el pelo húmedo pero necesita ir afuera, aunque haga frío, aunque esté helando y el viento le congele la nariz y las manos.
La vida no pasa a buscar el recorrido por su cartera, por eso Ella hace lo que siente y ésta vez la situación la dejó desorientada pero en paz, movió algunas fichas y el juego la corrió de lugar.
No hay un sólo rastro, las copas ya están guardadas y está todo ordenado, como si no hubiera pasado nada.
Se hace un té y se sienta a charlar un rato con su silencio y a observar las sensaciones que desde hace dos horas la recorren por dentro.
El sentimiento es el mismo que cuando una pieza del rompecabezas que está dando vueltas sobre la mesa y que no encaja en ningún lado, de pronto encuentra su espacio.
Ahora lo ve nítido, había algo flotando desde el principio que nunca estuvo claro, sólo que recién pudo soltarlo.
Otro cigarrillo enciende la noche mientras la taza de té le calienta las manos. Acaba de cerrar y borrar, ya no hay resabios, ya no queda huella y ni un sólo rastro.

Entra.
Acá no ha pasado nada,
salvo que algo pasó
cuando hace dos horas salió
y cerró el portón…

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Ja! Había entrado... Qué bueno que lo hiciste salir. Me encanta esta saga casi íntima. Leo y siento que es un reality del alma.