8 de junio de 2011

Limbo

Está rara, casi irreconocible, nunca estuvo así, tanto que tiene que mirarse en el espejo para reconocerse.
Es Ella, sí, pero una Ella vacía que permanece inmutable, porque tocarla es imposible, llegarle es traspasarla y mirarla es no verla; ya llegó a un punto en donde despojada de todo se mantiene consciente, tranquila y alerta, tan sólo con el silencio como morada, por eso ni los pensamientos se atreven y ni hablar de los fantasmas.
¡Es todo tan simple!
Pero para darse cuenta hay que limpiar, sacar, arrancar, tirar y soltar y Ella ya pasó por ese proceso y ahora limpia todos los días.
Sólo espera a que se encienda la noche y recorre el camino hacia su centro, sentada en la alfombra se observa, toca, siente, huele y escucha hasta aceptar, entonces llega el momento de abrir las manos y soltar.

Y cuando suelta ya está,
porque Ella no mira para atrás
y porque lo que se va,
se va para no volver más…

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Ella está limpiando mucho, no? tanto que queda el vacío. Buen dibujo de la soledad interna, Amalia. Muy lindo.