Camina casi en el aire, con las manos en los bolsillos, díscola, sola, risueña y divertida.
El camino es largo y lo sabe desde el principio, pero ya tiene resueltos los primeros acertijos, esos a los que hace un tiempo y con tanta desesperación les buscaba las respuestas.
Pero acá están, éstos son, de esto se tenía que dar cuenta, esto es lo que tenía que ver.
Entonces pasa revista y encuentra una sucesión ininterrumpida de divagues histéricos, enojos infantiles, arranques inconvenientes, palabras estériles, confusas exigencias, sonrisas dudosas, falsas intelectualidades y nula inteligencia.
Ella no tiene dudas, nunca las tuvo, pero tenía ese par de preguntas y ahora tiene las dos respuestas.
Y también una gran lista de niños grandes sin inocencia, impotentes mentales importantes, pavos reales desplumados y para colmo de males ¡haciendo alarde!
2 comentarios:
Un caballo salvaje de pura sangre no se puede juntar con potrillos.
Muy bueno. Esta vez, me hiciste reir al final.
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