24 de mayo de 2011

Cuesta arriba

A pesar de estar sentada en sus escalones, siente que no para de subir, desde hace años está trepando, a veces hasta con las manos, al punto de hacer sangrar las yemas de sus dedos. Sólo descansa cuando la vida le da un respiro, entonces se detiene, pero no por mucho, toma aire y fuerza y poniendo un pie adelante del otro sigue subiendo, confiando en ella misma, en sus decisiones y en la férrea determinación que la empuja desde que nació.
Hay una voz sin nombre que la llama, y Ella contiene la respiración para escucharla y saber de donde viene para seguirla, mientras allá arriba en la distancia ve un tenue resplandor que le hace de guía.
Sabe que la cuesta se hace valle, y que al final hay un remanso que la espera, para curar las yemas de sus dedos, para lamer con miel sus heridas, para soplar con ternura las sombras de su alma, para espantar a sus fantasmas, para limpiar sus ojos de lágrimas, para hacerle oler el perfume de las flores más bellas y traerle el agua más dulce…
Sabe, confía, sube, descansa, trepa, para, respira, llora, sonríe, mira y sigue…

Hay al final de la cuesta un lugar que la espera
Y en cada paso que da, una estrella…

2 comentarios:

Lau dijo...

Una belleza, la piel de gallina me puso... una belleza.

Adriana Fernandez dijo...

Hermoso. Este post tendría que haber sido una poesía.