15 de mayo de 2011

Antónima

Hizo algo que tal vez no deba hacerse, pero lo hizo igual, espíritu rebelde y juego peligroso si los hay…
Decidió desdoblarse, pararse justo en frente de Ella y actuar como si fuera su propio antónimo… resulta algo incómodo porque tiene que pensar mil veces qué decir, qué escribir, mil veces qué sentir!
Se revuelve en la silla, sus manos se aquietan en el teclado, sus dedos esperan el orden de las letras y la correcta ilación que tarda demasiado, pero lo logra, midiendo cada movimiento porque puede caer al abismo en cualquier momento.
¿Cómo ser Ella sin serlo?
¿Cómo ser su propio opuesto?
Ella ya se conoce, pero desconoce el efecto que causa en el resto, y el espejo le devuelve una imagen que la impacta y la deja sin aliento.
Se recorre, se observa, se abstrae y se espía, sondeando en silencio secretos hasta llegar hasta sus más íntimos misterios.

Los ojos verdes que la miran le devuelven pícaros una sonrisa.

...hoy está probando ser el antónimo de sí misma…

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Uno es como una moneda. Dos caras. Dos miradas. Qué bueno que el espejo te devuelva la que habitualmente no vemos. Qué buen ejercicio buscar nuestro otro yo. Muy bueno, como siempre.