27 de abril de 2014

Espesura

Lo siento como un manto pesado, incoloro, amargo, impenetrable, hostil, inclemente, cabrero, necio, inasequible, hosco, inoportuno y fatigante.
Se me dificulta respirar, me aplasta, me ahorca, me encierra y me obliga a detenerme.
Me ciega, me inmoviliza y me saca lo único que puede aflojar la tensión que es el suspiro.
Me quedo quieta, sin opción. Minutos detenidos llenan las horas de un día desasosegado, abortado, no común, no rutinario, no esperado, no querido e “insolucionado”.
Hoy me ensordece la espesura del silencio que tanto amo con una ausencia de sonidos que me muestra los dientes y me hace doloroso el paso.

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