13 de abril de 2014

Opacos

Estoy gris, gris como el día y las vicisitudes que me visitan y opaca, opaca como el cielo que reflejan hoy las ventanas y el vuelo de los pájaros que no pasan.
Suele ocurrirme a veces que el nudo se desata, afloja la garganta y se me caen solas las lágrimas, y aunque trato de que los estados no me pillen de sorpresa por uno solo de sus lados, hay momentos como hoy en donde no puedo evitarlo.
No hay nada que ciegue lo que siento y aprendí con los años que del otro lado de la felicidad está esto y que tengo que pasarlo.
Me pregunto si es momento de ponerme a estudiar qué es lo que me lleva a tocar casi con un golpe este extremo tan odioso, y me respondo que sí, que por algo la vida me deposita en estos días y me obliga a mirar de cerca algo que no vi. Me pregunto también si la mente estará haciéndome alguna de sus jugarretas, aprovechando y sorbiendo esta posible debilidad en mí, y lo mismo, la respuesta es sí.
Por eso creo que no es casual que justo hoy, un manto de silencio caído del cielo le haya abierto a mis manos un espacio para que de mi puño y letra salga qué es lo que me pasa y porqué me levanté así de acongojada esta mañana.

No hay comentarios: