27 de abril de 2014

Sin explicaciones

Leí mis letras y mis ojos se detuvieron en un simple texto que escribí hace un tiempo y que hoy hizo de espejo mostrándome sin compasión un error que estoy cometiendo y sentándome sin mucho trámite en un caldero hirviendo.
No me sorprendió el hecho de “no ponerme en práctica”, más bien he quedado bastante enojada conmigo misma porque una sencilla lectura me remontó a ese pasado en el que escribía cosas sin darme cuenta, ni siquiera entrelíneas, de que yo era la protagonista.
A lo largo de mi vida he torcido la historia nada más que a pura voluntad, pero esto de las explicaciones me cuesta más tiempo del que he perdido en darlas gratis, y ahora concluyo que sólo por el gusto de sacar la lengua a pasear sin siquiera ponerme a pensar.
Menudo tiempo se me ha ido y todo para que las palabras fueran a dar al vacío, cuando un buen silencio hubiera sido más sano que este desgraciado vicio.
Eso de andar por la vida dando explicaciones me cansa y me duele más que correr descalza, por eso hoy cuando leí “Explicaciones” se me abrieron los ojos como dos platos y de inmediato sentí una identificación no puesta en marcha y ahí nomás vino el golpe que suele darme la autocrítica y me vi como una estúpida explicándome a mí misma.
Guardo silencio en cuanto al resto porque no sólo no me sobra vida sino que no la tengo resuelta y por eso no puedo dedicarles tiempo.
Pues debería hacer lo mismo conmigo y por puro respeto dejarme de escarceos y hacer un voto de cero comentarios en cuanto a estos 47 años de ensayo.


No hay comentarios: