28 de agosto de 2011

Siendo sola

Entra y se saca las medias, hoy necesita sentir la suave caricia de la madera en sus pies. Camina descalza hasta la cocina y se hace un té, amargo, fuerte y negro, como la noche que envuelve su refugio y oculta de miradas ajenas los escalones, las ventanas y su silueta callada que camina pausada y sin sombra por la casa con las luces apagadas.
Se sienta, la taza entre las piernas, el cenicero a un costado y el cigarrillo entre los labios.
Mira alrededor y se ve siendo, sola y joven, aún con los cuarenta ya pasados.
Atrás quedaron demasiados recuerdos olvidados, soltados, desamarrados y tan lejanos que los perdió de vista hace rato.
Sigue mirando y prende otro cigarrillo que ilumina apenas el espacio, dejándole un resquicio por donde espiar el futuro de sus pasos, pero igual que sus recuerdos, parece que el destino se mantiene a misterioso recaudo.

Hoy siente que se ha encontrado.
Está justo en el medio,
con el cigarrillo entre los labios
y la taza de té entre las manos…

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Te veo. Y veo tus ojos sonriendo, con los labios mirando. Mirando el té. Muy lindo!!!