8 de agosto de 2011

Una película

El lugar está a oscuras y Ella está sentada en el piso, con la espalda apoyada en la pared, los brazos sobre las rodillas y las plantas de los pies tocándose con ternura, piel contra piel.
Está viendo una película y no logra entenderla, siente que le falta algo, es como si se hubiera perdido una parte. Entrecierra los ojos, tal vez así pueda leer las letras chiquitas, pero no, no le está dando resultado. Aguza los oídos, tal vez escuche algún susurro olvidado, pero no, no hay tal susurro. Se inclina hacia adelante y mira con detenimiento, pero las imágenes se le mezclan, está demasiado cerca.
No puede pararla tampoco para volver atrás y verla de vuelta, tiene que seguir mirando, tal vez está interpretando mal las cosas y por eso se siente perdida e inquieta, pero está con los ojos más abiertos que nunca y sigue sintiendo que algo se le escapó entre los cuadros y que Ella no pudo atar los cabos.
La invade una impotencia absurda y desmedida, pero sigue sentada como si nada estuviera pasando, aprendió que en este estado es mejor abstenerse que andar gritando.

… y se alejará en silencio
como siempre hace,
cuando ya todo sea risible
y para el otro: demasiado tarde…

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Como siempre, me encantan tus imágenes. La de ver la vida como una película que no se puede retroceder es genial. Quién será el director, no?