Pasa por adelante del espejo y en ese segundo, sus manos se abren en un mudo gesto ante la cara descolocada y desarticulada que hoy, es su reflejo.
Se desviste rápido, hace un bollo con la ropa y corre a la ducha, está apurada, el agua hierve, tiene que sacarse urgente el día de encima, el perfume, el maquillaje, el frío, ¡todo!
Ya es tarde y no tiene nada que decir, porque no hay palabras que puedan describir la situación, sólo una risa incrédula y sincera que sale desde el fondo de su alma mientras el agua le moja el pelo y la cara.
Sale de la ducha, vuelve a mirar el espejo y se pregunta: ¿puede algo, al mismo tiempo, ser tan cómico y tan trágico?
Pero ya no le caben dudas, porque de haberse escuchado más temprano, hubiera evitado la huida y el espanto y ese aliento ácido, en la nuca, del mismísimo diablo…
2 comentarios:
Qué fuerte el final. La vida tiene eso, las dos caras de una misma moneda. Cómico y trágico a la vez.
esa es mi prima! BRAVO!!!
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