Anoche se sintió violentada, sucia y alterada pero hoy ha vuelto la calma y con ella la decisión de qué hacer con el ácido jadeo que hasta hace algunas horas la perseguía y le respiraba lascivo en la nuca, justo debajo del pelo largo.
Necesitó retirarse un poco y cruzar a la otra vereda y aunque ésta vez no le costó tanto, la cara que vio reflejada en el espejo y esa compulsión inconsciente de hacer un bollo con la ropa, la dejó perpleja y atontada…
Ahora entiende y no va a dar explicaciones, a esta altura sabe que lo mejor son un par de palabras y no una larga serenata.
(Con las horas se fue disolviendo el fétido aliento, pero ayer creyó, por un momento, que no iba a tener pies para salir corriendo…)
1 comentario:
Qué buen contraste. Me encantó.
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