(Estoy que pateo el tablero y me pongo a coser la
bandera blanca de la rendición,
pero voy a dejarlo ahí, por lo menos por ahora…)
¿Les cuento una
infidencia? Hablé conmigo misma esta mañana, linda charla, instructiva, cordial,
me reservo “lo agradable”…
Me sentí una
estúpida, disculpen la palabra, pero otras "irreproducibles" pasaron por mi
cabeza mientras prendía el segundo cigarrillo y me tragaba el café, que de haber
sido agua ni cuenta me daba.
Bueno, les
sigo contando la infidencia. Hace días que vengo revisando algunas cosas y por
ahí resulta que creo que se me mezclaron todas y las veo borrosas (las letras y las cosas) pero
debe ser porque me resisto a usar lentes, o porque por ahí no tienen que ver con
“ver” exactamente...
La cuestión es
que en esos “hojeos revisteriles” y con toda la objetividad de la que soy capaz,
he decidido contra mi voluntad, pero sólo porque mi historia así lo indica, ser
cortés que dicen lo valiente no quita.
No sé bien si me
entienden, pero no se preocupen porque hay momentos en donde hasta yo me pierdo
y no me entiendo y sutilmente patino un desgano bizarro porque tengo lisas las
suelas de los zapatos...
¿Hora de parar
rotativas? Sí, hora de descanso y no tanto, hora de hacer fila de pensamientos
y “encolumnarlos” para compararlos.
Gracias, ya me
siento un poco mejor, hablar conmigo es sedativo, sentirme una estúpida es
relativo…
(La rendición la dejo para más tarde y en cuanto
al tablero…
y la verdad es que estoy que lo pateo…)
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