30 de mayo de 2013

Rendición y suspensivos

(Estoy que pateo el tablero y me pongo a coser la bandera blanca de la rendición, 
pero voy a dejarlo ahí, por lo menos por ahora…)

¿Les cuento una infidencia? Hablé conmigo misma esta mañana, linda charla, instructiva, cordial, me reservo “lo agradable”…
Me sentí una estúpida, disculpen la palabra, pero otras "irreproducibles" pasaron por mi cabeza mientras prendía el segundo cigarrillo y me tragaba el café, que de haber sido agua ni cuenta me daba.
Bueno, les sigo contando la infidencia. Hace días que vengo revisando algunas cosas y por ahí resulta que creo que se me mezclaron todas y las veo borrosas (las letras y las cosas) pero debe ser porque me resisto a usar lentes, o porque por ahí no tienen que ver con “ver” exactamente...
La cuestión es que en esos “hojeos revisteriles” y con toda la objetividad de la que soy capaz, he decidido contra mi voluntad, pero sólo porque mi historia así lo indica, ser cortés que dicen lo valiente no quita.
No sé bien si me entienden, pero no se preocupen porque hay momentos en donde hasta yo me pierdo y no me entiendo y sutilmente patino un desgano bizarro porque tengo lisas las suelas de los zapatos...
¿Hora de parar rotativas? Sí, hora de descanso y no tanto, hora de hacer fila de pensamientos y “encolumnarlos” para compararlos.
Gracias, ya me siento un poco mejor, hablar conmigo es sedativo, sentirme una estúpida es relativo…


(La rendición la dejo para más tarde y en cuanto al tablero…
y la verdad es que estoy que lo pateo…)

No hay comentarios: