15 de mayo de 2013

Un par de amigos...


Dicen por ahí que el miedo y los fantasmas, de cerca, son más chicos de lo que parecen, pero también es cierto que son feos hasta el espanto y es por eso que desde hace horas y del susto, mi corazón anda galopando desbocado y no puedo hacer nada para pararlo.
Están tan cerca que anoche me acosté vestida de pies a cabeza, con todo y medias, pero rondaron entre mis sábanas y sin misericordia escarcharon para siempre mi alma.
Alguna vez escribí acerca de estos dos personajes, ahora sé que no cabalmente, porque hoy son mi aire y podría definirlos hasta el más nimio detalle.
Estos muchachos no son buenos consejeros, más bien un par de diableros, vándalos y ventajeros, que a mi tren se subieron y no sé cómo se convirtieron en mis únicos pasajeros.
La verdad es que peco por andar sin destino, hoy siento que salté al abismo y estoy desafiando en el camino al mismísimo vacío. 

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Los fantasmas llevan, indefectiblemente, hasta el teatro mágico.