12 de abril de 2011

Uñas negras y ojos pintados

Respira y pone los dedos en el teclado. A esta hora y sobre el escritorio, la agenda y el cuaderno con letras rojas yacen cerrados.
Hace meses que está corriendo y está cansada, pero la carrera es larga y las piernas le piden a gritos que se saque los tacos.
La vida no deja de llamar a su puerta y tiene que atender mil voces urgentes, mientras sostiene el galope de su corazón en las manos.
Los segundos que para no le alcanzan, y es tal la vorágine, que para saber en donde está parada hace un esfuerzo sobrehumano.
Cuando logra frenar, aunque sea un rato, siente que todo rebalsa en sus brazos y hace malabares con los tiempos, las voces y sus pasos.
Y entonces, con los ojos entrecerrados, Ella trata de hilar lo que siente y de tejer un acorde acompasado que no suene desafinado…

…mientras en la casa sólo se oye el humo de otro cigarrillo y la respiración de la lluvia en el tejado…

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Insisto: me gusta el contrapunto de imágenes. Lo visual, lo auditivo. El acorde acompasado y lo agresivo del título.