23 de enero de 2014

He descubierto

He descubierto que el camino al acierto está lleno de errores y que bordean las márgenes del río una multitud de desatinos.
He descubierto que en el trayecto son duros los golpes en los tobillos y que caerse es muchas veces un apoyo en el piso.
He descubierto que la flecha da en el blanco justo cuando se relajan los brazos ya cansados.
He descubierto un abismo repleto de causas perdidas, causas que hoy unen las orillas y me permiten caminar adonde antes hubiera tenido que volar para pasar.
He descubierto que después de andar perdida en los laberintos de mi vida, la verdad ha asomado siempre tímida ante mi vista, mostrándome el camino de salida.
He descubierto que por cada falla hay una medalla, aunque en el momento haya tirado la toalla.
He descubierto que con los años sé menos y olvido más, que dejé de guardar y que sigo intentando escuchar sin pensar en qué contestar.
He descubierto que la vida está plagada de contradicciones perfectas, que lo ilógico tiene pies y cabeza y que lo dulce es amargo del otro lado.
He descubierto que el ruido que me deja sorda es una forma de silencio y que la ausencia de sonidos es música para mis oídos.
He descubierto que abrir la boca es abrirle la puerta a los demás y que después no hay posibilidad de volverla a cerrar.
He descubierto que en estado de alerta puede haber descanso y que la muerte no es una huída perfecta.
He descubierto que debajo de una ola gigante hay tierra y que ahogarse no es quedarse sin aire.
He descubierto que la tristeza y la felicidad son una misma pieza y que en la calesita de la vida he sacado más de una vez la sortija.
He descubierto que la fuerza no se termina mientras dura la vida y que cuando me vaya ya no va importarme nada.
He descubierto que es lo mismo temer que detener y que tengo más paciencia de la que soñé.
He descubierto que la filosofía es un arte barato que no hace más que unir las palabras del diccionario y que teorizan aquellos que no practican la vida a diario.
He descubierto que cada día muero y vuelvo a nacer y que puedo bajar o subir a quien quiera, porque éste es mi tren.
He descubierto que mis decisiones tienen un costo incierto y que tanto puedo poner el pie en el cielo como en el mismísimo infierno.
He descubierto que puedo amar y odiar y que ambos pueden suceder en el mismo momento.
He descubierto que hay días en donde todo me sonríe pero que se intercalan sin remedio con aquellos en los que por todo lloro.
He descubierto que mi forma no es la única y que lo que veo desde donde estoy parada se ve distinto a tan sólo unos centímetros.
He descubierto que la realidad no son palabras y que lo que debo hacer no muchas veces es lo que quiero.
He descubierto que no todo lo que se muestra es lo que hay y que en algún lado vive un submundo de cosas inimaginables que ni el más destacado ilusionista jamás podría calcular.
He descubierto que lo que siento no puedo ponerlo en palabras, porque los sentimientos tendrán nombre pero no definiciones.
He descubierto que en la superficie puede haber calma pero mi barcaza, igual puede zozobrar.
He descubierto que lo perfecto es la imperfección de un día de lluvia y sol.
He descubierto que viajar con poco me permite disfrutar del paisaje porque no tengo que acarrear tanto equipaje.
He descubierto que hay personas que pasan sin dejar y que mejor olvidarlas que ponerse a recordar.
He descubierto que me voy a volver a equivocar y que la solución no va a estar atrás.
He descubierto que la venganza parece una delicia pero le falta sal y encima se come fría.
He descubierto que el viento lleva y trae y que la lluvia se queda cuando se va.
He descubierto que una sonrisa abre el mundo más grande y que de mis acciones no le debo explicaciones a nadie.
He descubierto que tengo tanto de mí que descubrir todavía, que desde hacen nueve años a esta parte, no he tenido tiempo de solucionarle la vida a los demás.


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