10 de enero de 2014

A solas

Está sola, sola con el sol y con ella misma, y mientras se levanta el vestido y baja los cinco escalones gastados, sonríe y siente cómo, en cada pausa de sus pasos descalzos, un despacioso dedo de silencio va descorriendo el misterioso velo del tiempo, así como sus ojos, callados y claros, van reflejando el secreto destino de ser cómplice cautiva de su propia vida.

Camina su remanso, lánguida y suave.
La brisa ondula sus piernas
y una lágrima cansina resbala su mejilla
mientras sus pies,
desnudos y lentos,
huellan sin dejar rastro
la arena tibia.

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