11 de marzo de 2011

Ira

Patea la tierra y una nube de polvo esconde sus pies. Mira para arriba blandiendo los brazos, vomitando la más pura ira y haciendo que los vientos se detengan.
La vida se hace de presencias, de risas y enojos, de felicidad y tristeza, de amor y de odio; y la muerte es ausencia, pasado y recuerdos y hoy Ella no quiere muerte.
La furia que siente le pone alas a sus pies y le da una fuerza para seguir que la hace sentirse libre y despiadada porque nada le importa, porque puede contra todos y contra todo, porque sabe que está sola en el camino, porque lo que toca se transforma.
Todo está detenido respirando el fuego de su furia, todos los ojos están mirando lo que siente y deseando no ser el blanco de su fuerza.
Arremete sin piedad porque no hay contención posible, porque no existe el límite, porque contra la pureza de la ira no hay defensa, porque lo que siente no lo negocia.

Desaparece el entorno, sólo están Ella y el blanco de su enojo, midiendo fuerzas, apretando los puños, tomando distancia, cargando las armas, mirándose a los ojos…

Escrito el 18 de febrero de 2011

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Cuando la ira es cuestión de honor... Muy bueno!