21 de marzo de 2011

Encuentros

Es fuerte el viento hoy y por eso su brisa está escondida igual que su sonrisa; el sol que le entibia la piel está distraído, mirando para otro lado, abstraído, ensimismado, casi desconsiderado.
Siente el cansancio en las piernas y en el alma mientras levanta las manos y sus ojos las miran sin ver, agotados.
No tiene ganas de caminar ni de luchar, no tiene ganas de correr ni de esconderse; sólo quiere diluirse y desaparecer…
Sigue mirándose los dedos, en las manos está la respuesta pero no la encuentra y baja los brazos en señal de franca protesta. Ya no da más, pero no tiene miedo, ni está asustada, sólo está buscando lo que la vida le tiene reservado.
Se sienta en la arena, agacha la cabeza y llora, quiere retirarse pero algo la sujeta a esta tierra y con ternura la hace cómplice de su aventura.
Ya no tiene fuerzas para viajar a su centro y sumergirse en su silencio, porque ha viajado de desencuentro en desencuentro y siente el cansancio en los dedos, porque lo que busca no lo busca ni espera encontrarlo, porque lo que siente no lo oculta ni quiere olvidarlo, porque lo que sabe no le sirve si ya es pasado, porque lo que mira cuando lo ve ya está cambiado…

y si los desencuentros son los encuentros?
entonces tal vez, sólo tal vez, la respuesta no esté en sus dedos...

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Qué buena imagen, Amalia!!! qué fuerte buscar en las manos, qué clara su búsqueda y cuán sentida su decepción por no encontrar.