14 de diciembre de 2010

Semillas

No tiene sueños, no ansía llegar a ningún lado, lo que hoy tiene es suficiente, lo que hay es quien es y en donde está.
Se para y mira alrededor, se para en donde empieza la escalera, esa escalera que la vio casi rendirse ante los fantasmas, esa escalera que recibió sedienta sus lágrimas, esa escalera que tiene los cinco escalones de madera gastada siempre tibia y suave que más de una vez la vieron salir corriendo descalza y con el alma enceguecida.
El viento le saca el pelo de la cara y mientras le desnuda un hombro Ella recorre el camino hacia sus semillas, las mira, las acaricia, las alimenta, vuelve, se sienta y las olvida, le deja a la vida la tarea de hacerlas crecer o morir.
Ella ni se inmuta, no tiene nada que hacer y si lo hace sabe que malogra sin remedio la naturaleza de las cosas.
Si mira para atrás ve que algunas de las semillas que crecieron fueron en su comienzo las más amargas y también las que dieron los frutos más dulces… y las que más lucharon, las que más lucharon fueron todas aquellas que murieron…
Sus semillas tienen como única guía a la vida y cuando las observa sólo ve pura magia y energía.
Cada tanto vuelve a verlas pero siempre las deja, no las abandona, sólo las deja y se olvida…

Porque en la vida todo es arte y maravilla
Y todo empieza a partir de una simple semilla

1 comentario:

Adriana Fernandez dijo...

Las semillas son de Ella, por eso no las abandona. Cuánto amor.