Sigo revisando
bagayos y hoy le tocó de vuelta el turno a los relatos, a todos los que ya
escritos, siguen flotando entre el antes y el ahora, como brotes que no llegan
a hoja o minutos que no suman para hora.
Pero, y como
siempre hay un “pero”, por instinto los dejo, y es que me da pena borrarlos,
porque de muchos me gustan pedazos, a otros sólo les falta el último coletazo y
todos esbozan un tiempo y un estado y me remontan y riman y a Ella o a mí nos
pintan.
Les cuento que
a veces me tienta publicarlos, así como están, sin tomarme siquiera el trabajo
de arreglarlos, pero mucho me temo que la confusión resultaría peor que el
entripado, aunque avisara de antemano que al leerlos podrían morder el asfalto y
caer a los tumbos y sin remedio por el acantilado.
En fin, con
ellos hago lo mismo que conmigo misma, se los doy en las manos a la vida y me
siento, y cada tanto los leo, y espero.
Espero porque,
como dicen, “todo es por algo” y por eso algunos tienen sólo el título (como mi vida) y el
resto de la hoja está en blanco…
1 comentario:
Hermoso relato sobre vos misma.
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