Camina relajada. No
hay anteojos, taco aguja ni lluvia, sólo pura soltura.
El viento
borra los pasos que ella deja en la arena blanda, como se borran para siempre los
segundos cuando pasan.
No hay una
forma, no hay palabras y sí un sentido imperceptible y casi tímido que le
muestra que la manera concreta no existe, porque en este lugar no hay espacio para la lógica, ni para las letras o las voces dando explicaciones.
Lo que siente
no se ve ni se toca, al fin lo insustancial es lo que mueve las cosas y las
acomoda.
Y así, sin
pausa ni medida cierta, el sutil intemporal presente, va dibujando y
desdibujando esta pintura, y el viento se la va llevando, sin prisas y con toda
soltura, como se lleva las huellas que ella va dejando en la arena.
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