Hay tiempo, Ella sabe que lo hay, pero en la boca del estómago un puño de sangre vocifera cansancio y las lágrimas rompen el dique haciéndose río e inundando su cauce de ahogo.
Frena por instinto el inevitable destino, espanta pensamientos a los gritos y con las manos se tapa los oídos. Siente que no alcanza, se afloja… trata.
Un nudo en la garganta la ciega, se da vuelta y lo increpa.
Parece que está sola en la arena, pero no,
están Ella y su historia, desnudas y frente a frente,
en una lucha de iguales,
encarnizada y vehemente.
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