También hay demasiada luz y algunos ruidos pero logra que sus dedos tranquilos escuchen lo que su alma siente y con paciencia hagan la alquimia de ponerle letras a algo que carece por completo de ellas.
Se recuesta en la silla, se le hace difícil, se detiene el teclado, sus ojos están fijos en algo, su mente pasea por otro lado y adentro un mar calmo se niega a la magia del diálogo.
Están quietas
Ella
y sus manos
mira lo que escribió
sonríe
salvo esto
en lo que no dice
está el resto
1 comentario:
No hace falta decir para que se entienda.
Publicar un comentario