3 de agosto de 2012

Inspiración

Un descanso, un destiempo, un espacio, una ausencia, un ondular a merced de cualquier viento, una tolerancia maleable, una oportuna pertenencia, un sereno desenfado, un arrobarse en la nada, un dejar las cosas en las manos “esas” que no se ven, en las mismas que acarician sin tocar, en las que Ella se deja llevar.
Un evadirse sin excusa, un deshacerse sin pretexto, una espera en franca decadencia y un saber que las palabras se repiten aunque no se repitan los labios que las besan.
Está acodada en el primer escalón de madera blanca y suave, con la cabeza de lado, el sol en la mejilla, los dedos cruzados y “haciendo” que escucha por primera vez un disco más que gastado, rayado de bizarro y trillado como pasto muy pisado.

…y así, suspendida en el limbo de la espera,
una risa abierta, franca y sincera
le sale del fondo del alma
y sacude sin remedio la panza de la tierra…

2 comentarios:

Marcelo Carte dijo...

(perdón si se repite,recién lo comenté pero no lo veo)

Es imposible no imaginar la escena de "Ella" acodada en el primero de los cinco escalones de madera blanca, de esa que el lago deja en la orilla. Y adivinar que le genera esa risa franca y sincera ...
(Hay frases geniales en tus narraciones, que solo pueden salir de la mente de alguien que lleva el "don de escribir" en el alma, de alquien que pone el corazón en lo que hace. Muchas gracias por compartirlo !!)

Adriana Fernandez dijo...

Me gusta más tu risa, que tu llanto. Me gusta más el sarcasmo que la lástima.