23 de abril de 2015

Trapos

Hoy el sol salió para ella y como siempre, uno de sus cinco escalones la espera. Se sienta en el primero y lánguida se le ofrece al viento.
Siente que muchas cosas se le han metido hasta en las costuras de la ropa, pero logra abstraerse y dándole la espalda al mundo sonríe, sin testigos y sin explicaciones.
Este lugar en donde ella fluye apartada de todo, ajena a entreveros y vacía de pensamientos está lleno de lo que sabe es cierto.
Ese espacio tan suyo, ese adentro delicado y suave es en donde ella recala cuando el afuera del día la cansa de tanto inútil “careteo”, de toneladas de utilería barata y de las hostiles seriedades de la existencia vana.
Sonríe porque es mágico verle lo oculto al resto del mundo y porque sabe que no hay misterio o secreto que ella con sus manos y su silencio no pueda deshilvanar en su adentro.


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