17 de abril de 2015

Entreveros

Hace rato que me vengo entreverando y no logro salir del laberinto que cosió deliberadamente mi diablo. Hilos y más hilos voy sorteando pero el tranco se hace pesado aunque mi dios me lleve de la mano.
Llegar al centro es lo único que me salva de meter los pies en el barro y como ya no sé si son mis tripas las que cantan o es el perverso parloteo interno lo que escucho, dejo todo para cuando salga.
Mis manos y mi voz tiemblan, como me dijeron que temblaba mi alma. Busqué una explicación para tan ilógica aseveración pero a esta altura huelga toda tertulia con mi interior.
Enredada entre las telas que teje mi araña voy hacia el sol y nada más que por si alguien pregunta les digo de antemano que no tengo ni idea de en dónde estoy.

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