18 de agosto de 2014

Medio siglo

Mis sienes ya se están pintando de blanco, casi medio siglo de respiros registran mis tacos, casi medio siglo de agua pasó ya por mis manos.
Parece mucho cuando lo escribo y ni hablar cuando lo digo, por eso hoy se me ocurrió hacer un repaso y charlar con el espejo un rato. Fue generoso conmigo al no mencionar ni una arruga, eso sí, cuando posó sus ojos del cuello para abajo cantó como un canario y es que otra historia cuenta mi cuerpo y eso no puedo negarlo.
Sigo la recorrida y subo a mi desván interno, a ese lugar al que sólo yo accedo y, salteándome los últimos dos peldaños, entro. A paso lento recorro la foto estática de mi pasado. Todo está guardado y aunque de seguro alguna cosa se ha traspapelado, nada se ha perdido y todo se encuentra intacto, sin embargo llama mi atención el que muchos de mis amargos suspiros, que el tiempo sabio se ha encargado de arrear mansamente al desván del olvido, hoy sean sólo risueños recuerdos dormidos.
Al fin doy la vuelta y salgo, y, mientras pienso en los casi cincuenta años, mis manos buscan los bolsillos del saco y una sonrisa suave besa mis labios.

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