Hoy leí una frase de François de La Rochefoucauld que dice que estamos
tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos
para nosotros mismos. Y me puse a pensar en las máscaras que usamos, en la
infinidad de caras que le mostramos al mundo, en los vestidos que nos ponemos
cada vez que hablamos con alguien como si fuera tan corriente, tan normal cambiarse.
Pero voy a hablar de mí, porque mal podría hablar de otros, cuando como
siempre digo no los conozco, y de un largo proceso que hasta este segundo sigo
caminando y que empezó hace ya casi diez años.
En ese entonces yo no tenía ni idea de las máscaras ni de las capas, que
es igual a decir, en pocas palabras, que andaba sin consciencia alguna por una
vía paralela a la vida en la cual respiraba, reía o lloraba pero sin saber realmente
quién era.
Dice el diccionario que una máscara es un trozo de cartón o tela con la
que alguien se cubre la cara para evitar ser reconocido, también dice que es
apariencia o pretexto, farsa, patraña o hipocresía y que al quitarla se elimina
el disimulo y se muestra el verdadero yo.
La máscara es un disfraz y por analogía se usa en psicología y filosofía
para explicar de lo que uno es capaz con tal de ocultarse de los demás.
En todo este tiempo y desde que me di cuenta y empecé el proceso, he
estado quitando toda la piel de mis caras, y encontré que en cada pedazo se iba
algo que ya se había hecho carne. Descubrí también que arrancarlo dolía y que
por cada uno que sacaba, una puerta se cerraba a mis espaldas mientras me acercaba en
forma inexorable a lo que yo creía era un infierno interminable.
Descubrí con el tiempo que caminar la vida es acercarse a la muerte y
que lo que yo creía iba a ser un eterno agujero negro, no era más que yo misma,
desnuda frente al espejo.
Decidí que el disfraz no tenía sentido, que aunque me doliera sacarlo
era necesario para llegar a mi centro.
Hoy siento que andar por ahí sabiéndome verdadera me hace libre y no me
pesa, que verme desnuda y vacía y sin poder volver atrás me muestra que logré
derrumbar estructuras que no pienso volver a armar, y que tiré las máscaras y
los vestidos porque no necesito volverlos a usar.