Ayer cuando me
abrazaste te dije al oído: “hoy no me puse perfume, pero tengo olor a
cigarrillo e incertidumbre”. Te reíste y después te fuiste, y en el aire quedó
flotando una invitación que recién esta mañana se hizo palabras y que ayer creí
no hacían falta.
Pero me voy a
la charla suave que nos debíamos, a la que nos llevó por caminos que en
silencio y cada uno por su lado, veníamos recorriendo a tientas con “casi” la
intención de encontrarnos y en los que hoy, y sin querer, coincidimos en darnos
la mano sembrando luces allí en donde un diablillo había cultivado con esmero algunos
acertijos.
Reconozcamos
que somos un par de porfiados y que nos seguiremos midiendo y que cada tanto
deberemos espantar los miedos que vayan surgiendo para seguir creciendo, porque
como te dije hace un rato: nuestras miradas hablan, pero a algunas vamos a
tener que subrayarlas con palabras.
1 comentario:
A veces callar es suficiente subrayado. Muy sentido. Muy tuyo.
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